marianacornejoburbuja

mumsbttrdrvrs300a-1292583232De niñas nos preguntamos en ocasiones como le hacía nuestra madre para hacer todo a la vez; estaba en la cocina preparando el desayuno para todos, pero escuchaba cuando la lavadora estaba cambiando el ciclo de lavado, ademas se daba cuenta que no nos estábamos poniendo los zapatos por estar viendo la televisión; y eso que nos encontrábamos en nuestra habitación y ella en la cocina, siempre decía que tenía ojos en todas partes, osea a parte de loca: extraterrestre?; ella ponía atención a la receta que estaban pasando en su programa matutino y todavía opinaba como toda una experta que con mas condimento sabría mejor el platillo que preparaban; siempre nos sorprendió como podía con todas esas bolsas del super y tomarnos de las manos para no dejarnos a la deriva en el estacionamiento, subirnos al coche y lidiar con nuestro comportamiento y la situación de ese momento; seamos sinceras, llegamos a pensar que ella se había vuelto loca pues pasaba de una dulce, amorosa y tierna mami a una enfurecida y encanijada señora por el simple hecho de escuchar y ver que peleábamos entre hermanos, mientras ella va conduciendo rumbo a casa para seguirle con el resto de sus pendientes, siempre sin descuidarnos a nosotras.

descargaCrecimos y nos preguntamos si nuestra madre era normal o venía de otro planeta, porque no sabíamos como le hacía, con el tiempo, el dinero y sobretodo el esfuerzo, para tener siempre el control sobre todo lo que hay en la casa y lo que nos pasaba a nosotros; nos sorprendíamos como se ponía verde de coraje cuando después de trapear la sala, pasábamos y dejábamos las patotas marcadas. La escuchamos cantar sus canciones favoritas de cuando era joven, mientras que nosotras rogábamos que no la escucharan los vecinos o amigos porque parecía loquita en manicomio, las cantaba con ese sentimiento y esa pasión, como si fuera la artista original, pero la versión desafinada; en nuestra juventud muchas veces pensamos que sus ideas eran absurdas y muy alejadas a nuestra realidad; en muy pocas ocasiones la veíamos llorar y si la captábamos llorando era porque estaba viendo fotografías de cuando eramos niñas o porque le calaba la cebolla en los ojos mientras la cortaba, era casi imposible descubrirla preocupada, angustiada, triste o enferma, porque hasta enferma estaba en pie para atendernos y cuidarnos al máximo.
No entendíamos porque un día a la semana ella decía que había buffet para comer, si tan solo eran sobrantes de días anteriores; no encontrábamos sentido en que no nos diera permiso para salir con nuestra amiga del alma, pero si nos dejaba salir a hacer tarea a casa de una compañera de clase, a la cual nunca habíamos visitado, es mas ni le hablábamos en clase.
Nos preguntábamos infinidad de veces, de donde una mujer en su sano juicio, iba todavía a tener ganas de ir al gimnasio, después de andar de arriba a abajo con los hijos, si hizo pesas al subir y bajar el portabebé, escaladora en las escaleras de la casa, trabajó la parte media (cintura) con la escoba y el trapeador, caminata al ir por nosotros a la escuela y por si fuera poco, ejercita su mente todo el día pensando en como mantenernos ocupados durante todo el día; hay que admitirlo, esa mami no es normal.

Al momento de volvernos madres se nos funde el foquito medidor de la locura. Nos levantamos muy temprano, según nosotras super positivas, motivadas con ideas nuevas y completamente renovadas de que ya no vamos a gritar como locas a nuestros hijos, que vamos a tenerles mas paciencia, en que nos vamos a esmerar en una comida nueva y llamativa para no batallar en que la acepten nuestros críos.
Les hablamos con tanto cariño, y no por compromiso, sino porque los amamos tanto, daríamos la vida por ellos sin pensarlo, pero los dejamos tantito solos a los chamacos y se agarran del chongo o de lo que se encuentren en ese momento; y de ser nosotras las mamis mas tiernas del universo, nos ponemos verdes e histéricas en cuestión de segundos, pero solo es para poner orden y traer otros 5 minutos de tranquilidad y despreocupación.

piesGAceptemoslo, estamos locas, gritamos con y sin razón, amamos a esos pequeños pedacitos de cielo con locura, perdemos el sentido del olfato, pueden defecar, vomitar, eructar y descargar sus gases y a nosotros ni nos molesta; la verdad estamos safadas de la cabeza, pues les besamos sus pies y nos encanta cuando huelen a “jocoque” (qué es el “jocoque” o como se llame? Es el sudor no?);  les cantamos sin ningún argumento, hacemos un sin fin de muecas y gestos para que se coman la comida, dejamos los zapatos altos para ocasiones especiales (y a veces ni en las fiestas los usamos) pues no sabemos si tendremos que correr para  alcanzarlos, salvarlos o simplemente porque sabemos que la caminata será larga a su lado.

Y es que si somos madres y aún no se nos a safado ningún tornillo, no cantemos victoria, esperemos a que crezcan, no tardará mucho en que eso pase y no necesitaremos que nadie nos lo diga; un día estaremos frente al espejo, peinandonos, dandonos una manita de gato o simplemente nos observaremos con cuidado y en voz alta o en nuestro pensamiento saldrá esa frase tan desesperante para muchas: “me volví loca”; algunas reiremos, otras lloraremos y otras tantas seguiremos de largo con nuestra locura.

Que importa si estamos locas, lo que si es importante resaltar es que si no estuviéramos al borde de la locura, no haríamos todo lo que hacemos, nuestros hijos son el mejor motivo para volvernos locas de amor.

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