Nos levantamos temprano, buscamos la ropa en el closet, nos lavamos la cara y los dientes, damos un vistazo al espejo solo para saber si no quedó alguna lagaña, nos medio peinamos y pasamos a lo que sigue, levantamos a los niños, unas con amor, otras con desesperación porque ya es tardísimo, algunas otras a gritos porque están desde la cocina donde preparan desayunos para que no se vayan con el estomago vacío.
Somos madres con muchas cosas y actividades en la mente, tanto las que tienen un  empleo como las que regresamos a casa, en fin, subimos a los niños al coche, lanzamos una oración al cielo para que nos proteja todo el día a nosotras y nuestra familia y amigos, prendemos el carro y a darle porque quedan pocos minutos para que suene la campana en la escuela; dentro del coche vamos diciendoles el  clásico: “portate bien, hechale ganas a la escuela, ponle atención a la maestra, copia bien la tarea, te comes el lonche, si vas a jugar no quiero que vayas a pelear ok?, Si te hacen o dicen algo, dile a la maestra…” Y así le seguimos, hasta que llegamos a la puerta del colegio terminamos con un beso y un “te amo mi vida, al rato vengo por ti”.
Con la misma, nos salimos rápido de la escuela, porque las mamis que trabajan se les hace tarde, hay que subir al coche y apurarse a llegar a la oficina, y en cada semáforo algunas aprovechan para terminarse de maquillar y algunas otras van todo el camino pensando en lo que esta pendiente de hacer en casa cuando regresen del trabajo; para las que regresamos a la casa, ahí viene lo bueno, pues muchos piensan que llegamos a dormir otro rato, o a estar sentadas viendo la televisión, pero las que tenemos mas hijos que no van todavía a la escuela, hay que hacerles de almorzar, antes de que nos sentamos en la mesa, ya estamos poniendo la lavadora a llenar para mas tarde ponernos a lavar, nos apuramos a almorzar y todavía no terminamos y ya estamos pensando que vamos a comer, al finalizar, sacamos del congelador alguna carne para hacer de comer para cuando salgan de la escuela el resto de nuestros hijos.
Ya es medio día y apagamos la estufa y vamos por los niños, regresamos y llegando les pedimos a los peques que se cambien de ropa y que después se laven las manos para que se sienten a comer, algunas aprovechamos para preguntarles como les fue en la escuela, si tienen tarea, si les dijo algo la maestra, etcétera. Acabando de comer, hay que poner a los niños a hacer la tarea y nosotras a seguirle en los pendientes.
Empieza a caer la noche y nosotras nos dimos tiempo hasta para jugar un rato con lo mas hermoso de la vida, nuestros hijos, pero los “quehaceres” siguen y a meter a la regadera a los chamacos, esta parte es una odisea pues hay ocasiones que no quieren bañarse los “cochinillos”, porque no tienen ganas, porque quieren seguir jugando, incluso argumentan que no se ensuciaron ni tantito, en fin, hacemos de todo, nos volvemos cantantes: “si las gotas de lluvia fueran de caramelo, me encantaría estar ahí, abriendo la boca para saborear, ah! Ah! Ah! Ah! Aaaah!…”, Luego cambiamos de profesión y somos estilistas, pues con el agua y el jabón los peinamos tipo punk, estilo Benito Juárez, hacemos  de todo con tal de que se dejen bañar; salimos del baño, los arropamos y los acostamos a dormir, les leemos un cuento o si ya se los saben todos, nos toca inventar uno, donde incluye a unos niños que casualmente se parecen mucho a ellos, esos niños que superan el peligro y salen victoriosos del cuento; y cuando menos acordamos, ellos ya están dormidos.
Para nuestros pequeños el día ya terminó, a nosotras todavía nos falta; nos vamos al baño a  recoger toallas mojadas y tenderlas, luego medio levantar juguetes que se quedaron olvidados en alguna parte, nos vamos a la cocina a lavar platos que quedaron de la cena, a guardar lo que quedó de comida (si es que quedó), doblamos la ropa que lavamos y alguna la ponemos en los ganchos; y con esto último damos por “terminadas” las tareas de hoy.
Sabemos que las tareas de la casa no terminan, pero aún así nos disponemos a darnos un baño para irnos a dormir; la pregunta que leímos al principio fue: “y yo cuándo?”, Es que entre tanto y tanto algunas nos olvidamos de nosotras, de nuestro sentir, de lo que nosotras necesitamos y queremos.
Hay que remarcar lo siguiente: las tareas de la casa como las del trabajo nunca terminarán, NUNCA; hay que tomar tiempo para nosotras, donde nos podamos consentir física y/o mentalmente, por ejemplo por las noches, aplicarnos nuestras cremas tranquilamente en la cara y cuerpo, que sienta nuestro cuerpo que no solo es una herramienta de trabajo, sino que sienta nuestro cariño y agradecimiento por lo que aguanta a diario.
Un masaje rico en los pies con alguna crema relajante, mientras vemos algún programa en la televisión; despejemos nuestra mente, tratemos de dejar a un lado los pendientes que tenemos, pensemos mas en nosotras, valoremos nuestro cuerpo; nadie lo debe de querer, cuidar y respetar mas que nosotras, él nos ha dado grandiosas alegrías y aventuras, nos aguantó los golpes físicos que al jugar  sufrimos de pequeñas, llegamos a la pubertad y de ahí la menstruación mes a mes esta con nosotros y nuestro cuerpo no se rinde, creció cuando nos embarazamos y no se rindió cuando dimos a luz a nuestros bellos hijos, aguanta el ejercicio que por vanidad y salud hacemos, aguanta la comida chatarra que en muchísimas ocasiones le metemos, nuestro cuerpo es tan fuerte que nos aguanta en zapatos altos, con maquillaje, que se aguanta el aire para salir mas delgadas en las fotos, aguanta las depiladas, no dice nada cuando nos alaciamos el cabello o lo secamos, y así podemos seguirle, la idea aquí siempre va a seguir siendo la misma, valorar y cuidar nuestro cuerpo, pero sin dejar de cuidar y alimentar también nuestra mente y corazón con cosas positivas, situaciones que sumen y no que resten valor a nuestra vida. 
Vamos a rodearnos de buenas personas, gente rica en enseñanzas, que aporten a tu ser sentimientos agradables, aventuras, alegrías, momentos inolvidables, sabemos que por compromisos y demás pendientes, no siempre nos damos tiempo para estar con las amigas, ellas que nos sacan carcajadas recordando momentos e incluso formando mas recuerdos, este es otro claro ejemplo de como consentirnos, de como también podemos tomar tiempo para nosotras compartiendolo con los demás.
Y no seamos egoístas, porque parte de sentirnos bien con nosotras mismas es también dar lo mejor de sí, vamos a compartir nuestro secreto de como sentirnos en paz con nosotras mismas, cuantas amigas no conocemos que se la pasa saturadas de trabajo o super metidas en su casa, podemos ser el pretexto perfecto para que ella se tome un descanso y relajarse.
Hoy en día, nosotras hacemos de todo, nuestro cuerpo aguanta de todo, somos todo: madre, esposa, hija, hermana, amiga, vecina, cuñada, empleada, jefa, pero no olvidemos que somos mujeres que necesitamos como el resto de las personas, tiempo para nosotras.
Hay que amarnos mas que cualquier persona pueda sentirlo, hay que cuidarnos por dentro y por fuera; rendiremos física y mentalmente mas durante el día, seremos mas fuertes, mas invencibles, mas radiantes, MAS FELICES.
		




