BBC.-Algunos presidentes tienen que lidiar con protestas masivas en las calles, otros con escándalos de corrupción, dificultades económicas o aliados rebeldes. Pero la brasileña Dilma Rousseff enfrenta todo eso a la vez y la pregunta es cómo va a superarlo.
Los cientos de miles de personas que manifestaron este domingo en su contra en varias ciudades brasileñas son apenas la última señal de lo sombrío que se volvió el panorama para Rousseff, que en octubre logró una ajustada reelección.
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Sólo en el centro de São Paulo hubo un millón de personas según la policía y 210.000 según la encuestadora Datafolha. Buena parte de los manifestantes reclamó la destitución de la mandataria por el escándalo de sobornos en la petrolera estatal Petrobras.
«Tienen que salir Dilma y el PT (Partido de los Trabajadores) entero», dijo Ricardo Langer, un ingeniero de 42 años que fue a la protesta de Río de Janeiro. «Está apareciendo cada vez más corrupción y la economía empeoró mucho».





