BBC.- Los doctores le hablaron a Karrie-Ann Hoppe de su embarazo cuando ella estaba a punto de someterse a una anestesia general. Le iban a sacar dos ganglios linfáticos para realizar una biopsia.
«Entonces me dijeron que mi examen de orina había dado positivo y respondí: ‘¿Positivo para qué?’, pensando que tenía otra enfermedad», recuerda Hoppe.
«Y fue asíque me enteré que estaba embarazada«, cuenta.
El cáncer de mamas es poco frecuente entre mujeres en edad fértil. Por ejemplo, en Reino Unido, donde vive Hoppe, afecta solamente a una entre 3.000mujeres embarazadas.
«Mi cáncer de mamas era de tipo hormonal por lo tanto me había aconsejado que no quedara embarazada, pero resultó que ya lo estaba», explica Hoppe.
Cuando le dieron la noticia, ya Karrie-Ann estaba preparada para la cirugía y se tuvo que enfrentar a una difícil decisión: los doctores le preguntaron si ella quería saber cuáles eran los riesgos de que la operación causara la pérdida de su embarazo.
«Yo dije: ‘No’. Nosotros no sabíamos que el bebé existía. Si no sobrevivía, nos iba a doler, pero algo así no estaba en los planes».
En los dos ganglios linfáticos que se extrajeron debajo del brazo de Karrie-Ann había presencia de células cancerígenas.
«La peor parte de toda la experiencia fue cuando me informaron que el cáncer se había extendido», confiesa.
«Hasta ese momento yo había lidiado con los hechos según iban ocurriendo. Pero mi madrastra había muerto de cáncer de mamas luego de que la enfermedad llegara a sus huesos. Eso era lo que más me asustaba».
Por suerte, el feto había sobrevivido a la operación y a inicios de febrero un ultrasonido reveló que su embarazo era de casi 12 semanas.
En este punto, la pareja comenzó a preocuparse por la posibilidad de que tuvieran que interrumpir ese embarazo.
«Estábamos sorprendidos y emocionados. Mi esposo tuvo cuatro hijas en una relación anterior pero nosotros queríamos otro hijo juntos«, relata.
«Creo que si nos hubieran dicho que era necesario interrumpir este embarazo, de todos modos lo hubiéramos aceptado porque lo más importante era que yo estuviera viva para criar a Wyatt».
En realidad, la interrupción del embarazo es poco recomendable en los casos de mujeres diagnosticadas con cáncer de mamas. La mayoría puede recibir tratamiento mientras continúan con su embarazo.





