INFOBAE.- Si Norma Jeane Mortenson (Marilyn Monroe) viviera, tendría hoy 91 años. Sería, como aquella Norma Desmond del inolvidable film El ocaso de una vida (1950, Gloria Swanson, William Holden, dirección de Billy Wilder), un viejo fantasma recluido en una vieja mansión: para una estrella, algo peor que la muerte.

Pero se fue a los 36, en la madrugada del 5 de agosto de 1962, desnuda y rodeada de misterio (¿accidente, suicidio, asesinato?), y todavía en su trono de reina: el mayor sex symbol del siglo XX.

59309c465c05f

 

Pero ese título, su arrasadora belleza, sus treinta de películas entre 1947 –ignota partiquina– y 1962 (Something´gotta give, inconclusa), fueron diamantes de un largo y fatídico collar. Porque la Marilyn explosiva, aquella de «¿qué me pongo para dormir?: sólo dos gotas de Chanel número cinco», o «¿Cómo hago el amor?: con un whisky antes y un cigarrillo después»… era también neurótica, insegura, ciclotímica, insomne, adicta a los barbitúricos, solitaria, y rogando ser admirada más por su inteligencia que por su belleza. Una batalla perdida…

En cada amorío de las decenas que tuvo quiso encontrar el definitivo. Fracaso absoluto. Lo mismo que en sus tres matrimonios: apenas a sus 16 años con el marinero James Dougherty; con el súper astro del beísbol Joe Di Maggio, que la amó pero enfermo de celos, y con el célebre dramaturgo Arthur Miller, para quien fue sólo un trofeo: el intelectual que conquistó a la más deseada…

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here