A Carlos Andrés Balam se le murió su mamá cuando tenía seis años; hoy tiene diez, vive con su abuelita y vende chicharrones para comprar sus útiles de la escuela
Sucedió en Tzucacab, Yucatán.
«Ya murió mi mamá, pero cuando murió yo no me quería ir solo con mi papá y me quedé solo con mi abuelita. Mi abuelita me deja mi venta. A ella le gusta vender. Yo tenía seis años cuando murió mi mamá. Me dejó y desde los 9 años empecé a vender.
–Ya solito agarras tu dinerito pa’que te cmpres tus cosas –le pregunta el hombr quien lo graba.
–Sí. Como yo lo gano, abuelita lo compra. Como no tengo oportunidades ni nada así, abuelita lo compra con el dinero que estoy ganando. Compra los útiles y compra todas esas cosas que yo necesite para la escuela.
–Cuánto sacas al día.
–Saco 200. ¿Chicharrones? como 30.
–¿30 pesos?
–Lo que yo gano, diez pesos, sólo para mi gastada.
–Que te deja tu abuelita.
–Sí. Y cómo te diré… compra más así ingredientes y eso.
–Tú cuento vendes.
–Como, 100… 230, dinero pesos.
–¿Y desde a qué horas vendes?
–Desde las dos. Voy a la escuela, hago mi tarea, como, me baño y salgo.
–No, pues tú eres un ejemplo a seguir de muchos niños que tienen todo y no valoran nada.
–No.
–A ver, mándales un saludo a esos niños que tienen todo, que valoren…
–Que valoren que tengan porque si un día no tengan así, cómo van a hacer, por eso hay que hacer las cosas bien para que tengan mejor vida. Así de grande vas a buscar que sigan con su estudio y que cuando terminen todos su estudios tengan un trabajo bueno»
–Tú como te llamas.
–Carlos Andrés Balam.





