Cientos de personas hacían fila este lunes en Lake Jackson, Texas, para recoger agua embotellada que repartía la Guardia Nacional tras la alerta de desastre que declaró el gobernador, Greg Abbott, en varias ciudades por la ameba come-cerebros, que ya se cobró la vida de un niño de 6 años a principios de este mes.
La Comisión de Calidad Ambiental de Texas recomendó que habitantes de 8 ciudades no usaran agua ni siquiera para bañarse hasta que el sistema local pudiera ser enjuagado y se determinara que era seguro.
Pese a que horas después se permitió su consumo, siempre y cuando estuviera hervida, pocos se atreven aún a hacerlo y optan por acudir a centros comerciales donde se reporta desabasto.
Según una declaración de la ciudad de Lake Jackson, la hospitalización del niño se debió a la ameba Naegleria fowleri, conocida popularmente como come-cerebros, que estaba vinculada a dos fuentes de agua con las que había jugado a fines de agosto antes de enfermarse: una zona de juegos acuáticos llamada Splash Pad del Centro Cívico de Lake Jackson y una manguera en su casa.
Los CDC aseguran que las personas que nadan en agua dulce caliente son las víctimas más comunes de la ameba, que generalmente entra por la nariz.
“No puedes infectarte por tragar agua contaminada con Naegleria”, precisan en la guía sobre parásitos publicada en su sitio web.





