EL PAÍS.- La modelo Qandeel Baloch, conocida como la «Kim Kardashian de Pakistán» por sus, murió estrangulada por su hermano el pasado viernes, en este país musulmán conservador.

bmnLa joven Baloch, comparada a menudo con la mediática estrella estadounidense, «fue estrangulada por su hermano», declaró a AFP Sultan Azam, un oficial de la policía de la ciudad de Multan, en el centro de Pakistán.

«Al parecer se trata de un ‘crimen de honor'», agregó la fuente, que precisó que fue la familia la que lo denunció a la policía. Baloch, de unos 20 años, viajaba con su familia desde la ciudad de Karachi, en el sur, hasta el pueblo de Muzzafarabad, en la provincia de Punyab, en el centro, para las vacaciones del Eid.

En esta localidad fue asesinada el viernes, dijo la policía. «Su hermano también estaba en la casa y la familia nos dijo que la había estrangulado», dijo por su parte otro responsable policial, Azhar Akram.

Qandeel Baloch, cuyo verdadero nombre era Fauzia Azeem, tenía decenas de miles de seguidores en las redes sociales. En las fotos que publicaba en internet solía aparecer muy bien peinada y maquillada, posando de forma provocativa, imágenes que sus compatriotas más conservadores consideraban escandalosas.

Sus detractores no cesaban de criticarla e insultarla. Contaba sin embargo con muchos seguidores que la admiraban por su libertad y su valentía, inusuales para una mujer en un país tan conservador.

Los padres de la víctima eran «pobres» y Qandeel les pagaba el alquiler, indicó a AFP un oficial de policía en el lugar, Saeed Gujjar. El asesino, su hermano Wasim, «no tenía trabajo ni fuentes de ingreso», después de haber trabajado durante un tiempo en una tienda de celulares, agregó.

Qandeel Baloch desató una fuerte polémica cuando el día de San Valentín apareció con un escotado vestido color púrpura, desafiando al mismísimo presidente paquistaní, que había hecho un llamamiento a la juventud para que no celebrara esta fiesta «occidental».

«La gente está loca, sobre todo las chicas. Recibo muchas llamadas donde me dicen que las inspiro y que quieren ser como yo», declaró a AFP en aquella época.

Más recientemente, había difundido selfies con un clérigo, donde aparecía ella con la toca de astracán. A raíz estas imágenes, el muftí fue suspendido de un comité religioso.

El anuncio de la muerte de la chica suscitó indignación en Pakistán, donde cientos de mujeres mueren cada año en manos de familiares alegando que deshonraron a la familia.

«îQandeel Baloch muerta en un crimen de honor. Cuántas mujeres tendrán que morir antes de que (Pakistán) adopte una ley contra los crímenes de honor», exclamó la directora Sharmeen Obaid-Chinoy, ganadora este año de un Óscar por un documental que denuncia estos crímenes.

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