EXPANSIÓN.- En 2015, las bancadas en la Cámara de Diputados y en el Senado incumplieron con las normas para transparentar el uso del dinero público que reciben, de manera que no es posible saber si dichos recursos son gastados de manera racional o, incluso, si en efecto son empleados en trabajo legislativo, determinó la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
En la revisión a la gestión financiera del Congreso de la Unión, como parte de la fiscalización de la Cuenta Pública correspondiente a 2015, la ASF encontró que la Cámara de Diputados tuvo un presupuesto de 7,812 millones de pesos, de los cuales 1,742 millones de pesos —22.3% del total asignado a San Lázaro— fue del rubro “Subvenciones”, es decir, las partidas que reciben los grupos parlamentarios.
Al respecto, la ASF advierte que el órgano legislativo no brindó la información que sustente cómo fueron utilizados esos recursos, a pesar de que esa documentación comprobatoria fue solicitada por su personal.
“No se contó con la información que permitiera evaluar la razonabilidad del gasto, o bien, comprobar que los recursos se ejercieron en trabajos legislativos; por lo anterior, persiste una limitada rendición de cuentas en el ejercicio de los recursos por concepto de ‘Subvenciones’ y otros conceptos relacionados con actividades legislativas”, señala la revisión dada a conocer este miércoles por la ASF, un órgano técnico de la propia Cámara de Diputados.
El panorama es similar en el caso del Senado, que en 2015 tuvo un presupuesto de 4,300 millones de pesos. De ese total, 1,206 millones de pesos correspondieron al rubro “Asignación a los grupos parlamentarios”, lo que equivale a 28% del monto total asignado al órgano legislativo.
La ASF señala que la Cámara alta únicamente proporcionó un resumen de los importes y los conceptos a los que fueron transferidos estos recursos, pero no los comprobantes que demuestren cómo fueron empleados.