Convencida de que su esposo, el diputado Anto Tovar García puede llegar a la alcaldía de Matamoros, la señora Erika Alejandra González es una contradicción caminando sobre plataformas de 12 centímetros: por un lado tiene 14484814_10154474825229435_5208260552404714787_ndesplantes de primera dama y por el otro no niega la cruz de su parroquia al mostrarse en redes sociales con atuendos sugerentes dignos de la Polisex o Lady Oxxo.

Para esta madre de familia, quien conoció a Anto como su empleada, no es raro exhibirse en leggins, transparencias y profundos escotes, como una especie de esposa trofeo para el legislador, quien aspira a relevar a Jesús de la Garza Díaz del Guante en la presidencia municipal de Matamoros.

Para conseguir esta imagen de mujer fatal, Erika Alejandra pasa largas horas en spas y salones de belleza, donde las trabajadoras reportan malos tratos por parte de quien ya se siente primera dama.

En un salón de uñas acrílicas en la colonia Jardín la esposa de Anto protagonizo un incidente penoso cuando una de las manicuristas sin querer le lastimo un uñero, y provoco una airada reacción de Erika Alejandra, que fuera de si, con los ojos desorbitados le grito hasta el cansancio y amenazo con hacerla despedir del establecimiento.

«Estupida, que te pasa?, no sabes quien soy yo, soy la esposa del diputado Anto y voy hacer que te corran maldita gata».

La trabajadora que pidió mantener el anonimato, tuvo que pedir disculpas a la iracunda mujer antes de que le llamara a la propietaria y el establecimiento perdiera una cliente distinguida, pues en una sola sentada en el salón de belleza, entre uñas, tratamiento de chocolate para su cabello,  pestañas postizas y depilación de bozo, Erika llega a pagar hasta 4 mil pesos.

 

 

 

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