Este cambio marca el fin de una era en la lucha contra la desinformación dentro de sus plataformas, y abre paso a una estrategia basada en participación ciudadana.
Durante años, Meta colaboró con organizaciones independientes que analizaban publicaciones dudosas y, cuando era necesario, etiquetaban el contenido o reducían su visibilidad. Pero ese modelo generó críticas por supuestos sesgos y acusaciones de censura, lo que llevó a la empresa a replantearse su enfoque.
El nuevo sistema se inspira en el modelo que ya funciona en X (antes Twitter). En lugar de expertos, ahora serán los propios usuarios quienes podrán aportar contexto adicional a publicaciones que generen dudas. Estas notas no eliminarán ni castigarán el contenido; simplemente ofrecerán información complementaria.
Por ahora, este sistema solo estará disponible en EE. UU. y se activará gradualmente. Aunque Meta no ha dado fechas para su posible expansión a otros países, la decisión ya ha generado preocupación en regiones como Europa y América Latina, donde los retos de la desinformación son distintos y muchas veces más complejos.
Detrás del cambio también hay señales políticas. La compañía ha tomado decisiones recientes que parecen buscar acercamientos con sectores conservadores, incluyendo cambios en sus políticas internas y su junta directiva.
Con este nuevo modelo, Meta pone el peso de la verificación en manos de la comunidad. Esto significa que los usuarios tendrán que ser más —críticos y atentos al contenido que consumen—. Ahora el filtro dejará de ser —externo y profesional—, para convertirse en algo más abierto y colaborativo.