TELEMUNDO.- Rachel Dolezal, la activista de derechos civiles envuelta en un escándalo en 2015 por hacerse pasar como afroamericana, está actualmente desempleada, sobrevive con ayuda social y está a punto de quedarse sin hogar.

SPL_Rachel_Dolezal_ml_150616_16x9_992 Pero a pesar de las adversidades, Dolezal, ahora con 39 años, sigue sin admitir que cometió un error al identificarse como afroamericana.

«No voy a agacharme y pedir disculpas y ponerme de rodillas y sentirme mal por eso», declaró Dolezal en una entrevista con el diario The Guardian en Spokane, la ciudad donde reside. «Me gustaría volver a los días de la niñez, cuando era pequeña y tenía que ser lo que todo el mundo me debía ser para hacerlos felices».

La ex activista dice que en estos momentos el único lugar donde se siente comprendida y completamente aceptada «es con mis hijos y mi hermana».

«La conclusión fue que había ofendido a ambas comunidades de una manera imperdonable, así que cualquiera que me diera una moneda de diez centavos estaría contribuyendo al mal y la opresión y las cosas malas,  a un fraude y un engaño», recordó la mujer.

Sin embargo, Dolenzal se niega aún a identificarse como blanca.

Dolezal desató una intensa controversia nacional hace dos años, cuando sus padres revelaron que era blanca en momentos en que fungía como presidenta regional de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP) en el estado de Washington.

La polémica fue intensa.  Los comentaristas afroamericanos la acusaron de protagonizar una escandalosa apropiación cultural, de estar «mentalmente enferma», y de haber usurpado posiciones que eran legítimamente de los afroamericanos.

 

En medio del torbellino, Dolezal se vio obligada a renunciar a su cargo en la NAACP y a su labor como profesora del Departamento de Educación Africana en la Universidad del Este de Washington.

 

Aunque admitió entonces ser «nacida biológicamente de padres blancos «, argumenta que se identifica como afroamericana porque la raza «no está codificada en su ADN».

 

Tras su renuncia como líder de la NAACP, Dolezal ha solicitado más de 100 puestos de trabajo, pero que nadie le ha abiertos las puertas , a no ser en espacios televisivos de reality show y en la industria de la pornografía.

 

En la actualidad sobrevive con cupones de alimentos y ayuda de amigos, pero confesó que probablemente  quedará desamparada en pocas semanas.

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