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Sin duda el Papa FRANCISCO es un líder consiente de los vicios y males que aquejan a la Iglesia Católica. Tal vez sus antecesores tenían el mismo conocimiento de ello pero optaron por llevar la “fiesta en paz”.

El nuevo pontífice, seguro de su responsabilidad, decidió llamar a las cosas por su nombre, sin arredrarse ante los intereses creados, al interior de la institución milenaria.

La diferencia ente el Papa argentino y al menos los dos anteriores, es que FRANCISCO se está ocupa de la casa y trata de recuperar el papel protagónico de la iglesia que representa, en bien de la humanidad.

Para empezar, el guía religioso recién acaba de dar cuenta de sus buenos oficios en favor de la paz, al destrabar el conflicto entre los Estados Unidos de Norteamérica y Cuba, el cual duró más de cinco décadas.

De esta forma se logró que dos adversarios que encabezan regímenes y modos de producción distintos, se dieran la mano y decidieran inaugurar una nueva etapa en la relación de ambos países.

Hablamos de la meca del capitalismo y de uno de los representantes del llamado socialismo, mismo que ha perdurado desde 1961, pese ataques y bloqueos de la nación más poderosa del mundo.

La enseñanza que da el Papa al ser mediador y, a la postre, llevar a feliz término un plan para atenuar un añejo desencuentro es que en éste mundo todos cabemos, si se respeta la autodeterminación de cada pueblo.

Pero FRANCISCO no sólo da nota con éste tipo de acciones en el ámbito internacional, que hablan de humanismo, capacidad de dialogo y acuerdos. También se distingue por ser un líder empeñado en modificar comportamientos al interior de la iglesia que conduce.

Baste referir que en la presente semana, con motivo del mensaje de navidad a la “cúpula” que despacha en el Vaticano, presentó un crudo diagnóstico y emitió una dura crítica en contra de los males que afectan a la iglesia.

Según relatos, cuando la Curia tal vez esperaba un mensaje de alabanza y reconocimiento a su trabajo, el Papa sorprendió a sacerdotes, obispos y cardenales, al señalar que la administración central de la Iglesia Católica ha sido afectada por intrigas y codicia, lo que los infectó de un “alzheimer Espiritual”.

Y si bien el Pontífice no señaló en qué etapa de la enfermedad estaban, es evidente que cada cual que le venga el saco tendrá que ubicarse sobre el grado de afectación en que se encuentra.

Se sabe que, en lo físico, el Alzhaimer se da por la muerte de las células cerebrales, lo que provoca un deterioro progresivo de las funciones del intelecto.

Esto propicia que las personas que lo padecen tengan apatía, juicios pobres e inestabilidad emocional.

Según los especialistas en el tema, en una de las etapas de la enfermedad, cuyos efectos son irreversibles, los enfermos olvidan acontecimientos recientes, su historia personal y cada vez se desentienden y desvinculan más de la realidad.

Sin duda que el concepto de “Alzhaimer Espiritual”, manejado por el Papa se adecua a lo que encontrado entre sus colaboradores.

Esperemos que la voz del llamado Santo Padre llegue a los confines del planeta y arraigue.

En cuanto a México, no pocos jerarcas de la iglesia siguen distanciados de su rebaño.

Sin embargo, una buena señal es lo que acabamos en el nuncio apostólico, CHRISTOPHE PIERRE, al encabezar una misa en la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en memoria de los estudiantes desaparecidos en 26 de septiembre.

Sobre su presencia en Guerrero, el dignatario declaró que el arzobispo de Acapulco, CARLOS GARFIAS, lo invitó a participar de un momento de oración. Luego señaló que le da gusto ver que la Iglesia acompaña a éstas personas (los padres de los desaparecidos), que son católicas.

De modo que hay evidencias sobre una reconsideración, al más alto nivel, sobre el papel que debe jugar la Iglesia, en la sociedad en bien de aquellos para los que la justicia no se deja ver.

Sin duda que, junto a la Navidad, lo expresado por el Papa son buenas noticias, en un mundo desigual, en el cual las élites hacen del poder y del dinero su Dios.

RUELTA

Es evidente que la alcaldesa de Matamoros, LETICIA SALAZAR VÁZQUEZ, evita ser tocada por el caso LUIS BIASI.

Sucede que por un lado se muestra confiada de que su colaborador aclarará la demanda que enfrenta y no tardará en retornar a su puesto, en la secretaría de Desarrollo Social.

En otra vertiente, pese a tener la certeza de que “LUIS va a salir avante”, al menos hasta el pasado lunes, todavía no entablaba comunicación con su cercano colaborador.

La fémina ha dicho que se ha enterado de lo que le sucedió a BIASI por los medios y por gente cercana pero hasta ahí.

“No tenemos comunicación con él porque, obviamente, es un procedimiento jurídico que se tiene que llevar a cabo”.

Lo menos que pudo haber hecho la edil es acudir a entrevistarse con él presunto inculpado, dada su cercanía.

Da la impresión que, la alcaldesa, prefiere marcar cierta distancia para no salir tan perjudicada en éste asunto. Al fin y al cabo, pase al “descontón” sufrido, ella tiene que seguir adelante.

Así se dan éste tipo de asuntos. Quizá la presidenta no lo sepa pero alguien ya lo dijo: “en política, no hay amistad que valga”.

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