Implacable, desde que el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, Verónica Salazar Vázquez se ha erigido como una cazadora de padres abusadores y negligentes, a los que no duda en asegurarle a los hijos, cuando advierte el más mínimo indicio de maltrato y/o descuido.
«A veces me quieren picar los ojos, pero nada mas tengo uno y con eso me doy cuenta de todo», afirma la presidenta del Sistema DIF, bien cuerpeada por el director David Morales Vélez y el Procurador de la Defensa del Menor, Miguel Angel Lopez Pozo.
Y para muestra un botón: todo compungido llegó hasta su escritorio Santos Castellanos, un músico despilfarrado, al que la semana pasada se les aseguraron 4 niños.
«Eso fue porque se les murió una bebita de dos meses con marasmo, que es un alto grado de desnutrición y que no resisitiò la pequeñita, entonces al ver cómo estaban sus hermanitos se les encontraron condiciones similares por eso se llevaron a Casa Hogar donde la primera vez que les sirvieran de comer se emocionaron porque nunca se les alimentaba».
Menudita, pero firme ante el padre de familia que reclamaba le regresaran a los pequeños, Veronica Salazar se mostró categórica al decir que su prioridad son los niños.
«Mientras usted no los registre, no acepte una evaluación psicológica y vaya a escuela para padres, los niños van a permanecer bajo resguardo del DIF, porque ellos estaban muy sucios, muy descuidados hasta con animalitos en la cabeza».
En defensa de los niños fronterizos, Veronica y personal del sistema DIF no dudan en enfrentar a los padres descuidados, sin que les importe recibir incluso amenazas de muerte, como afirma David Morales, director del organismo.
«Aquí vienen y amenazan a los abogados, porque les molesta que los niños vayan a casa hogar, pues no entienden que ahí van a estar muchas veces mejor, porque tienen comida, atención médica, y cuidados que sus casas no les estaban dando».
Matamoros pertenece a la Red Mexicana de Municipios Amigos de la Niñez, por lo que Verónica Salazar se declara en guardia y lista para seguir olfateando abusos infantiles.





