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Los priistas viven uno de sus peores momentos en su calidad de parido en el poder, dado su reciente descalabro al perder varias gubernaturas, entre ellas la de Veracruz y Tamaulipas, dos plazas en otro tiempo imbatibles, además de la embestida de la dirigencia tricolor en contra de sus propios mandatarios y la pésima imagen que tiene la administración del presidente ENRIQUE PEÑA NIETO, entre la mayoría de los mexicanos.

Es evidente que el escenario no les pinta bien a los priistas pese a que figuras importantes de éste organismo aseguran que van a recuperarse, el próximo año, en los comicios de alcaldes en Veracruz y las gubernaturas, congresos y ayuntamientos de Nayarit, Coahuila y el Estado de México.

Para empezar, no se observa que el jefe del ejecutivo federal pueda retomar el paso y ganar la confianza y credibilidad de sus representados, dado los pendientes que existen y errores cometidos.

Es difícil que, en los meses por venir, antes de que dejen los cargos, PEÑA NIETO y su equipo, resuelvan lo de Ayotzinapa, el choque con el magisterio disidente por la Reforma Educativa, el estancamiento económico, la caída del peso frente al dólar o los temas de la pobreza y la inseguridad.

Menos se espera que se combata a la corrupción, porque se percibe que el presidente puso el mal ejemplo con lo de la Casa Banca y tampoco que las supuestas bondades de la llamada Reforma Energética puedan sentirse en los hogares del ciudadano común. Al contrario, lo que si se ha resentido son los gasolinazos y el aumento a las tarifas del servicio de electricidad.

Por si fuera poco y en gran parte a consecuencia del mal gobierno peñista, el pasado 5 de junio el PRI sufrió uno de sus peores descalabros electorales de su historia.

Los resultados fueron contundentes: el instituto tuvo derrotas en 7 de las 12 gubernaturas que estaban en disputa, entre la otras las de Quintana Roo, Durango, Veracruz y Tamaulipas, invictas durante 86 años.

Dichos resultados llevaron a la renuncia de MANLIO FABIO BELTRONES, en dirigencia nacional del PRI y la reciente llegada de ENRIQUE OCHOA REZA, lo que ahondó los desencuentros al interior

del organismo y mostró, de nueva cuenta, la imposición presidencial en el partido, similar a los viejos tiempos.

Pero eso no es todo, todavía hay más errores cometidos por la cúpula gobernante, a través de su ente político, que abonan a su debacle.

En ese sentido tenemos que, en fechas recientes, el nuevo guía del tricolor cabildeo con los senadores priistas que se agilizara el resultado de una acción de inconstitucionalidad promovida por la Procuraduría General de la República (PGR), en contra de los gobernadores CESAR DUARTE JÁQUEZ, JAVIER DUARTE OCHOA y ROBERTO BORGE ANGULO de Chihuhua, Veracruz y Quinta Roo, respectivamente, debido a que crearon leyes anti corrupción a modo, en una especie de blindaje a fin de no ser enjuiciados por sus predecesores.

Es ni más ni menos que el PRI en contra del PRI, en una acción que se antoja ajuste de cuentas entre los grupos de interés del tricolor pero, sin lugar a dudas, se trata de medidas que continúan exhibiendo conflictos domésticos encarnizados.

Se sabe que en las reuniones de la élite priista, más de uno de los gobernadores han cuestionado el por qué se tratan de ensañar con ellos mientras ex gobernadores como el panista GUILLERMO PADRÉS ELIAS y otros andan libres e culpa, pese a las evidencias de corrupción existentes en su contra.

Es de esperar que tal enfrentamiento de para más, porque estamos hablando de grupos del tricolor con cierto peso.

Sobre este asunto tenemos que JAVIER DUARTE, acaba de presentar una denuncia en contra de MIGUEL ÁNGEL YUNES LINARES, quien lo sucederá en el cargo, por la presunta comisión de ilícitos, en lo específico, lavado de dinero y enriquecimiento ilícito.

Refiere en su demanda que YUNES tiene 26 propiedades con un valor que supera los 400 millones de pesos.

La referencia es que, el pasado 5 de julio MIGUEL ÁNGEL interpuso denuncias ante la Fiscalía General del Estado y ante la PGR en contra JAVIER , al que acusa de desvío de recursos públicos, evasión fiscal y creación de empresas fantasmas.

Se trata de la primera ocasión que se dan este tipo de procedimientos entre un gobernante en funciones y uno electo.

En esencia, lo que hace el jefe del ejecutivo veracruzano, que no es perita en dulce, es tratar de protegerse y enviar un mensaje a sus compañeros del tricolor, para dejarles en claro que habrá de responder si lo quieren llevar al “patíbulo”.

Lo mismo podría suceder con los otros personajes que OCHOA REZA trae en su agenda y no precisamente para echarles la mano, por instrucciones presidenciales.

¿Quién sale beneficiado con tal situación? Los del tricolor, por supuesto que no.

AL CIERRE

JOSÉ NARRO ROBLES, secretario de Salud vendrá a Tamaulipas el 22 del presente mes, a fin de revisar la operación de centros de salud y hospitales.

Tentativamente la agenda incluirá la visita a Victoria y Tampico por parte de funcionario federal, mismo que estará acompañado por el gobernador, EGIDIO TORRE CANTÚ.

Es probable que también venga el presidenciable, JOSÉ ANTONIO MEADE KURIBEÑA, de SEDESOL.

A propósito, se espera que el mandatario estatal acuda a Villa de Casas, éste lunes e igual que encabece la reunión del grupo de Coordinación Tamaulipas, en Victoria.

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