Abanderadas del Partido Revolucionario Institucional a la Senaduría y a la Diputación Federal por el IV Distrito, Yahleel Abdala y Copitzi Hernández García hacen sus recorridos de campaña muy lejos de los colores del PRI, como si despreciaran al organismo político que las ha hecho crecer.
Yahleel no duda en hacer menos al partido que con tan solo 35 años la postula para un escaño en la Camara Alta, y en los panorámicos con los que ha tapizado el estado, enarbola los colores rosa y morado, dando un espacio minúsculo, en una esquina escondida al logo de los tres colores.
En sus recorridos, la candidata aparece con blusas rosas, moradas y blancas donde también se cuida de no hacer referencia al PRI.
Yahleel podrá cambiar de peinado, pero no de intención de desmarcarse del tricolor, el mismo que ponderó su participación por encima de otras figuras femeninas con mayor arraigo como el de Mercedes del Carmen Guillen.
Igual o peor esta Copitzi Hernández García, la candidata a la diputación federal por el IV Distrito, y quien anda por veredas y brechas a bordo de su flamante camioneta Toyota en donde perdido abajo de una puerta, se observa el logo tricolor, como si lo hubieran puesto a fuerza.
Habilidosas, las dos políticas, que en el discurso dicen sentirse orgullosas de ser mujeres priístas, en terreno se guardan los colores pues saben la mala fama que arrastra el Revolucionario Institucional y que podría condenarlas en las urnas.






