
Hace un par de días leí en la página de SOPITAS.COM (la cual felicito por este medio de su información y en la que muchas veces me baso para mis investigaciones) un artículo titulado: “Una sexoservidora dedica una carta a la esposa de su cliente”, por supuesto que el título es impactante ya que ves otra perspectiva; admito que siempre he respetado a estas mujeres ya que yo no podría jamás ser una sexoservidora, el hecho que alguien que no tengo idea donde ha puesto sus manos o su boca o su pene antes lo pose en mi me es inconcebible. La cortesana de nombre April Adams, el cual es un seudónimo, es de Nueva York y probablemente no pueda leer esto más si alguien la conoce mi inglés es más que muy bueno y seria para mí un placer contestárselo.
“April Adams,
No me conoces y soy la esposa de uno de tus nunca clientes, y no porque confié en desmedida de mi marido, sino porque confió en desmedida en mí. Bien dicen que la prostitución es el oficio más viejo del mundo, pero yo practico uno aún más viejo –ser ama de casa- y mejor aún soy mujer que labora fuera de ella, por no dejar a un lado nuestro ya bien armado ataque de feminismo. Tu carta se me hizo ofensiva, sátira y sobre todo fuera de lugar para todas las SEÑORAS que usamos un apellido y caminamos de la mano de un señor ya que para ti es muy fácil otorgar de los placeres mundanos a los hombres en plural, mas no creo que seas tan osada en mantener uno solo a tu lado, ya que porque por tu giro laboral puedo apostar que no tienes a uno solo fiel a tu lado, ya que eso conlleva a otras líneas de ambición en pareja y metas que no tienes absolutamente claras. No me cabe duda que por tu carta eres muy joven y muy bella y muy buena en lo que haces, finalmente el habito hace al monje, y que tal vez hubieras tenido la oportunidad de cursar alguna carrera universitaria, pero elegiste esto y así es como debe de ser que sea así entonces conoce bien tus límites y tu lugar. A mí no me interesa si eres profesional, discreta, si no vas a exigir verlo, reclamar su amor, mandarle textos a media noche u ocasionar nuestro divorcio, a mí no me interesa que le des el cariño falso o que intentes posiciones sexuales que nunca hare. Incluso puedo decirte que me da compasión que creas que un hombre que tuvo conmigo una relación de 2 años, que preparo una cena romántica y se puso de rodillas para mencionar el tan anhelado ¿te quieres casar conmigo? Y me dio un anillo que aún me saca una sonrisa cada que lo veo, que planeamos y discutimos por quien o no quien invitar a nuestra unión, que sonrió cuando me vio entrar en ese vestido blanco, que bailo “the way you look tonight” y que me ve todas las mañanas corriendo porque no encuentro un zapato y voy tarde a la oficina o en depresión en un sillón tras la pérdida de un ser querido vaya a engañarme con nuestra vecina, nuestra niñera o nuestra amiga. No nos haces un favor y lamento romper tus ilusiones porque tampoco se los haces a ellos, no hemos evolucionado mucho de lo que somos a dos perros en la calle teniendo un coito en una esquina. No olvides que los hombres son aún más lineales que nosotras y aunque en nuestros cerebros hay dos mil cosas, en los de ellos hay solo dos: comida y sexo, y yo me siento totalmente sobre capacitada para otorgarle ambas. Tampoco creo que sepas lo que es que susurren tu nombre (y que usas un pseudónimo) con dulzura, ya que el antojo NO se llena con eso, y mucho menos que conozcas la diferencia entre coger y que te hagan el amor. Querida, hay algo más que tener sexo tres veces a la semana, hay cosas como ir al cine o cocinar juntos o bañar a los perros o hacer jardinería o leer un libro o sentarse juntos a no hacer nada. No actúes como si nos hicieras un favor, no actúes como si por ti nuestros matrimonio funcionaras, no actúes como si fueras la Señora Piadosa que no protege de enfermedades sexuales o no se embaraza; porque es esto lo que más me ocasiona pena de ti, que no podrás dar un pedazo de amor al amor de tu vida misma y compartir tras un dolor el nacimiento de lo más bello de tu ser porque, lamentablemente querida, el pasado siempre nos alcanza y cuando se te acabe la juventud y la belleza no tendrás absolutamente nada más que una historia muy, muy larga. Y aun, cuando mi matrimonio se acabe por alguien como tú o una niñera o una compañera de trabajo, yo siempre seré una SEÑORA y tú una sexoservidora que terminará cobrando 10 dólares por abrir las piernas en una esquina vestida con ropa de segunda mano y una adicción a algún psicotrópico. Porque aun en ese momento soy yo la que me quedare con la casa, la manutención del 40%, el Mercedes-Benz y nuestros hijos hermosos, porque aun en ese momento soy yo la que gano celebremos o no nuestro 50 aniversario”
Es evidente que es necesario saber la contraparte de esto, por lo cual les adjunto el link para que sepan lo que esta… mujer escribió. Hay que tener cuidado con herir sensibilidades y susceptibilidades porque yo, en mi personal forma de pensar ¡si la arrastro!
http://www.sopitas.com/site/436073-una-sexoservidora-dedica-una-carta-a-la-esposa-de-su-cliente/


