Los principales contendientes por el gobierno de Tamaulipas celebraron con sus simpatizantes y seguidores el resultado del segundo debate organizado por el Instituto Estatal Electoral, cuyo escenario estuvo custodiado por cientos de policías con una vestimenta con las siglas de la Universidad tamaulipeca, que logísticamente no eran lo más conveniente, porque no habían sido contratados por la máxima casa de estudios, sino por el organismo electoral.
Que esta vez, en su afán por perfeccionar el desarrollo de lo que se ha definido como debate, llegaron al extremo de bloquear el tránsito a las personas e impedir el paso de los automóviles y mal tratar al buen y excelente amigo Arturo Rosas Herrera.
Los hechos son motivo de una queja ante la comisión estatal de derechos humanos, no sólo porque Arturo haya sido víctima de una agresión en su carácter de comunicador ya que portaba la acreditación que el organismo había entregado minutos antes del evento, sino porque sin mayor elementos, el organismo electoral instaló mallas de acero que impidieron el acceso a cualquier persona.
Un hecho con el que el organismo electoral vulnera la civilidad del acontecimiento que estaba celebrando. Si a esto se le agrega las payasadas de los candidatos a gobernador, a excepción de dos de ellos que sí presentaron propuestas fundamentadas y argumentadas. El organismo electoral retrocedió a los tiempos de la represión y dio rienda suelta a las carcajadas por las majaderías que se gritaron los contendientes.
De entre los cuales surgirá seguramente el próximo gobernador de la entidad. Detestables resultan las carcajadas del moderador del evento y según nos revelaron a las cuales se sumaron los ponentes, lo mismo que los consejeros electorales.
Vaya usted a saber cuál fue el costo financiero del acto “cívico”, quizá hubiera resultado más austero contratar a un comediante. Que convocar a siete debatientes sobre temas previamente establecidos, que fueron ignorados, para ocuparse de ataques mutuos.
La diferencia la hicieron Héctor Garza González del partido Movimiento de Regeneración Nacional, quien por cierto convocó un día después a una rueda de prensa donde criticó el desarrollo del debate. Sus ponencias documentadas y precisiones correspondientes, lo ponen como el mejor prospecto a la gubernatura. Aunque los simpatizantes de otros participantes digan lo contrario.
También Abdies Pineda Morin del partido Encuentro Social hizo lo propio, excelentes planteamientos y reflexiones concienzudas. De manera que si por la presentación se decidiera la elección, ambos contendientes resultarían los mejores contendientes por la gubernatura.
Mientras que el candidato independiente a la presidencia municipal de la capital tamaulipeca Xicoténcatl González Uresti, se recupera de su lesión, sus hijas Tannia y Arcelia, lo mismo su esposa Arcelia se han ganado la aceptación de los ciudadanos victorenses, porque desde el lomo de sus caballos sueltan el dardo de la simpatía electoral.
De manera que Xico se triplifico y sus propuestas de ciudadanizar la capital para que llegue un gobierno ciudadano al mando municipal, se fortaleció. El reposo a Xico también le ha servido para madurar sus estrategias de campaña.
También el priísta Oscar Almaraz hace lo suyo, a su estilo y de acuerdo a las formas y paradigmas establecidos por el otrora partidazo para sus candidatos a puestos de elección popular. También quiere igualar a Xico y tomó el tema de ciudadanizar el municipio.
De Arturo Soto del PAN y Shira del PRD sólo se escuchan sus tamboras, que ciertamente no dejan de hacer ruido, lo mismo que Mónica Dávila por Movimiento Ciudadano busca llegar a la alcaldía capitalina.