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Los docentes tamaulipecos participan de la misma historia que otros sectores productivos de la sociedad tamaulipeca y no han están exentos del escenario de esta entidad. Pero lejos de recibir los estímulos correspondientes, les llegaron rasurados. Y las promesas están incumplidas, las facturas del patrón están pendientes.

Desde 1997, cuando el exgobernador Manuel Cavazos Lerma -obligado por la federación y espoliado por la inconformidad de 20 mil maestros- estableció estímulos especiales para los profesores a quienes desde entonces se les entrega en su día el mismo recurso extra y un reconocimiento.

Pero desde entonces no hay ninguna modificación en la asignación de incentivos para el sector pensante de la sociedad. A lo mejor por eso son marginados, porque son entes pensantes, no obstante que son el motor de la enseñanza.

Hoy lo profesores ya no esperan que les cumplan la promesas, sino sólo buscan conservar el empleo, ante la embestida de una reforma educativa, que ha sido el parapeto para el desempleo masivo de quienes se formaron para la noble tarea de enseñar.

Así es como los profes celebraron su día. A 200 maestros de los 3,000 evaluados les prometieron el 35 por ciento salarial, a quienes resultaran destacados en el proceso de evaluación de con el nivel de K-1 y solamente recibieron un 15 por ciento del 35 que les prometieron.

Que sucederá en los próximos procesos de evaluación donde se prevé que se incremente el número destacados?

Mientras que los aviadores y los “cerebros” de la educación provenientes de la Frontera Chica seguirán cobrando con nuevas claves, cuyos capitales se prolongaran hasta la tercera y cuarta generación.

Cuando en el papel, estaba previsto que el proceso de evaluación incrementaría los estímulos para los docentes y erradicaría los vicios propios del sector educativo. Por ese motivo los profesores curtidos en el aula consideran que obtenían mejores ingresos con el programa carrera magisterial, que también estaba amañado por el mismo sistema, pero que al menos era tangible el ingreso de recursos.

Pero la angustia de los profesores, hoy por hoy, es su estabilidad laboral y quizá por ese motivo hay un desanimo que se refleja en los bajos rendimientos del profesorado de educación básica.

Sin entrar a la educación media superior, donde ya se puso en marcha el cierre de algunos planteles educativos, so pretexto de ausencia de presupuesto de parte de los tres órdenes de gobierno.

Lo patético del sector educativo, es que en lo que va del año no se han admitido una sola solicitud para que los docentes adquieran unos lentes, necesarios para sus tareas en las escuelas primarias y secundarias. Quizá se debe a que los candidatos están en campaña.

Hay otras inconsistencias relevantes, como es que los desayunos escolares se convirtieron en el plato fuerte de las escuelas de tiempo completo, porque los padres de familia carecen de recursos para cubrir la dieta alimenticia de sus hijos.

Esto quizá sucede porque se trata de un modelo educativo aplicable en países desarrollados considerados del primer mundo y no en los denominados en vías de desarrollo, con severas limitaciones económicas, cuyos planteles se localizan en las periferias de las ciudades tamaulipecas.

Y esto apenas es el inicio de la reforma peñista, que supone una capacidad de cada plantel para cubrir las necesidades básicas de la matrícula.

Por eso el cuestionamiento final, es que tan competentes son los creadores, diseñadores y promotores de los nuevos programas y modelos de la educación. Que lejos de rectificar, buscan imponer un nuevo plan de estudios a partir del 2017. Cuando el sexenio peñista este en el ocaso y el que llegue, seguramente también lo cambiará.

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