Aunque la estructura tricolor cumplió y logro movilizar a unas 3 mil personas a la explanada del Auditorio Mundo Nuevo, lo cierto es que el encuentro con su candidato a la Presidencia de la República Jose Antonio Meade Kuribreña dejo mucho que desear en Matamoros.
Y no porque a la militancia tricolor le faltaran ganas, sino porque el abanderado de la coalición PRI, PANAL y Partido Verde, se noto desangelado, distraído y hasta torpe ante la multitud que se reunió al sur de la ciudad.
Tras sostener un frío encuentro con empresarios y los sectores pudientes en el Hotel Residencial, a Meade Kuribreña le toco encabezar su primer masivo en la frontera y en donde la estructura cumplió en llevar a la militancia y el que fallo fue un candidato al que le falto un discurso apasionado y combativo para prender a aquellos que, acarreados o no, llegaron temprano para conocerlo.
Lo que le sobro a Meade en disposición para tomarse fotos hasta con el raspero, le falto en actitud a la hora de dar su discurso, que leyó de corrido telepromter y sin mayor convencimiento, con una frialdad que contrasto con el recibimiento que le dieron sectores como el de la CTM, de Juan Villafuerte Morales, que desde la tercera fila, con matraca, porras y gritos, le hicieron coro en un intento por despertar los animos.
Desde lugar preferencial, la clase política tamaulipeca fue testigo del poco angel de su candidato a la Presidencia, desde el líder estatal Sergio Guajardo, sin olvidar los candidatos al senado, Yalheel Abdala y Alejandro Guevara, así como los abanderados a las diputaciones, Copitzi Hernández y Anto Tovar. El gran ausente fue el alcalde Jesús de la Garza, quien por su horario de trabajo como jefe de la comuna, y la veda, estaba impedido para asistir.
Los que si acudieron a hacer bulto fueron tres ex alcaldes, Homar Zamorano Ayala, Mario Zolezzi García y Alfonso Sánchez Garza, este ultimo por poco y no alcanza silla, ya que a sabiendas de que esta apoyando a su compadre Carlos «Chito» García González, los organizadores dudaron en reservarle un lugar frente al escenario.
Ya de salida fue evidente el desdén de la militancia a su candidato, pues fueron cientos los que agilizaron la retirada, quedando en la explanada algunos despistados que lograron foto con Pepe Meade, quien se retiro sin pena ni gloria, a bordo de la camioneta Denaly, blanca, blindada que lo había traído desde Coahuila.
Desde su silla de ruedas, doña Candelaria, priísta aferrada de toda la vida, movio la cabeza cuando se le pregunta>
–Y quien va ganar doña Cande? la grande quien la gana?
–Pues a como están las cosas quien sabe mija.