PROCESO.- La maquinaria electoral construida y operada por el exgobernador panista Rafael Moreno Valle fue puesta al servicio del candidato presidencial Ricardo Anaya, quien tuvo un inusual día de campaña en Puebla con cinco mítines, pero en el último, en la capital, centenares de asistentes abandonaron el auditorio mientras hablaba.
En el centro de espectáculos Acrópolis, un auditorio ubicado a un costado del estadio Cuauhtémoc de futbol, Anaya pretendía coronar un día con cinco mítines, algo inédito en su campaña, pero no sólo no se completó el aforo de 10 mil 500 personas —faltó una tercera parte—, sino que la candidata a senadora, Nadia Navarro, tuvo que recortar su arenga tras una intensa silbatina.
Y cuando el candidato presidencial comenzó a dar su discurso, la gente comenzó a ponerse de pie para luego buscar las salidas. Anaya debió abreviar su discurso, que duró sólo siete minutos, el más corto de los cinco del día.
Aunque de proporciones distintas, este episodio de Anaya en Puebla evocó el que padeció Josefina Vázquez Mota cuando, en su arranque de su campaña presidencial, en 2012, se le vació el estadio Azul también mientras daba su discurso, en lo que se conoce como el “Josefinazo”. Anaya era asesor de la entonces candidata panista.