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Desde el fin de semana algunos profesores se inquietaron porque observaron al profesor Rafael Méndez Salas, pensativo, desencajado y cabizbajo. Sus diálogos eran cortos casi en secreto con el diputado local del Partido Nueva Alianza, Rogelio Ortiz Mar, quien sería su delfín para la dirigencia sindical.

La expectativa de Méndez era prolongar el trámite de su relevo hasta el mes de noviembre, basado en un supuesto acuerdo con Juan Díaz dirigente del magisterio nacional. Que consistía en permitir que se venciera su periodo y en calidad de dirigente negociar con el nuevo gobernador. En el entendido de que el priísta Baltazar Hinojosa Ochoa ganaría la elección del 7 de junio, pero con los resultados adversos y el control total que ejerce el gobierno estatal sobre la sección 30 de maestros, necesariamente se vio obligado a adelantar su sucesión.

Aunque el dirigente sostiene lo contrario, sus diálogos dejaron de ser fluidos, con los reporteros se mostró reservado, asegura no tener preferencia por ninguno de los aspirantes, por ese motivo asegura que los 800 delegados son prospectos a la dirigencia sindical.

Lo cierto, es que el nuevo gobernador también lleva mano en ese organismo sindical. Y Aunque el gremio magisterial busca recurrir a sus fortalezas, carece de cuadros, sobre todo de liderazgos naturales, los cuales la actual administración exterminó, después de la experiencia de haber tolerado a un dirigente bufón y hasta grosero como lo fue Arnulfo Rodríguez.

Ante la debilidad y la flaqueza de la dirigencia magisterial que encabeza Méndez Salas, de cuyas actitudes obtuvo una curul en la cámara de diputados la cual solo han logrado Jorge López Tijerina. Quienes se han creído en los últimos años los poseedores de la verdadera lucha sindical, están de regreso.

Son los mismo que desde hace más de 20 años están en la “lucha” del magisterio, como son Arnulfo Rodríguez Treviño, Jaime Medellín, Jorge López Tijerina y Enrique Meléndez. Pero están ciclados, en otras expresiones habría que llamarlos “cartuchos percutidos”. Sus gallos para la dirigencia sindical, son todos y nadie a la vez.

Porque los acuerdos de estos amigos, son los mismos, los primeros tres estudiaron en la misma escuela, compartieron el mismo dormitorio, comieron en el mismo plato. Tienen una ideología arraigada porque provienen de un magisterio de lucha, de esfuerzo y de pujanza. Solo que los ciclos de la vida los han rebasado.

La llegada de un gobernador joven, con una ideología contraria a la que estos amigos combatieron desde sus trincheras. Los toma cansados y en el tramo final de su vida productiva como docentes y como dirigentes.

Mientras que a Méndez Salas y al buen amigo José Luis Coronado se les olvidó que fueron los cerebros de aquella lucha magisterial, que paralizó las escuelas de educación básica, durante la administración del ex gobernador Manuel Cavazos Lerma.

Por lo mismo el gobierno priísta saliente, sobradamente está en condiciones de entregarle al gobernador electo también la dirigencia magisterial y el control de uno de los sindicatos más aguerridos y más importante de esta entidad. Es el motivo por el que sin escrúpulos se impulsa a José Nacif Hamscho Ibarra. Sobre todo ante la debilidad de esa organización sindical, que en los últimos años fue incapaz de gestionar uno lentes o una beca para los hijos de profesores.

Es el gremio que tiene en sus filas a más de 60 mil profesores entre jubilados, pensionados y docentes activos. Más relevante aún, es uno de los gremios en el que milita uno de los sectores pensantes de la sociedad tamaulipeca. Y son los encargados de formar en la educación básica a más de un millón de alumnos.

Razón por la que los profesores con tendencias de izquierda están en la puja para que al congreso magisterial llegue la maestra Reyna Campusano, disidente de los dirigentes tradicionales y por lo menos obtenga una cartera en el nuevo comité de la sección 30 de maestros.

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