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En los últimos seis años de gobiernos priístas, los agricultores, ganaderos y productores en general han gozado de las inversiones de recursos superiores a los ejercidos por las administraciones de los últimos 30 años. En cada rubro de la actividad agrícola y pecuaria, los productores han dispuestos de programas para desarrollar y complementar sus proyectos productivos.

Aunque disminuyó la cantidad de productores en cada uno de los rubros, debido a la nueva problemática que enfrentan los inversionistas en el sector primario, los record de las cadenas productivas apenas han registrado un ligero descenso en sus índices de producción.

Los ganaderos ha alcanzado metas en el terreno de la genética y de los mercados. Lo mismo que los productores de cítricos. La horticultura está consolidada en regiones del sur y centro de la entidad, donde hay condiciones climáticas, abundancia del recurso agua.

Las exportaciones si bien no se han incrementado en las últimas fechas, quizá por la inestabilidad de la paridad de la moneda, se mantienen. Pero además, los productos denominados del campo no elaborados, han tenido una buena aceptación en el mercado nacional.

Y no obstante a que las condiciones sociales han dejado de favorecer el florecimiento de nuevas inversiones en el sector agropecuario, los inversionistas del sector verde no han cejado, sobre todo aquellos que tienen arraigo en ese sector, pero sobre todo porque una cantidad importante de estos, solo se dedican a la actividad primaria y carecen de condiciones para refugiarse en otros sectores de otros sectores productivos.

Habría que esperar los resultados de los últimos censos del Inegi, para conocer con precisión los índices de los inversionistas del sector primario que han migrado a otros “paraísos” del sector productivos, donde sus inversiones tienen mayor certidumbre, sobre todo en el renglón de la seguridad.

Ya que un índice relevante de inversionistas del sector agropecuario dejó la actividad y con esto decreció el empleo en el medio rural, lo cual motivo que poblaciones rurales migraran del campo a la ciudad en busca de una ocupación y de sitios seguros. Sobre todo de generaciones jóvenes que aspiran a nuevos estados de vida para las nuevas generaciones.

Sin embargo será necesario evaluar el antes y después de la inseguridad en las regiones de norte, centro y sur de la entidad para identificar el decrecimiento de las actividades agrícolas y pecuarias, pero sobre todo la caída de la producción de granos, frutales y carne. Ya que es una cantidad importantes de unidades de producción las que dejaron las actividades tradicionales.

Pero más allá de esas circunstancias, el sector agrícola y pecuario han gozado en estos tiempos de crisis social de partidas presupuestales, que les han permitido crecer en genética y volúmenes de producción incomparables con las épocas de bonanza de las tierras tamaulipecas.

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