A pocos metros de distancia el músico René Pérez Joglar, mejor conocido como Residente, parece rodeado de indefensión. Conforme se acerca su 1.70 metros de estatura, la tinta indeleble de sus brazos va adquiriendo forma y pulveriza esa falsa primera imagen. Cuando el puertorriqueño comienza a hablar de su primer disco como solista, titulado Residente, poco a poco se devela un artista seguro, con amplio radio de acción al esgrimir sus argumentos artísticos.

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En entrevista con La Jornada, Residente, quien se presentó en el Auditorio Nacional, explica: Hace como seis años, por recomendación de un amigo, me hice una prueba de ADN con la idea de hacer un documental en el que viajara a los países de los cuales tengo sangre. Al final lo dejé, porque no me atrapaba la idea, y me fui de gira con Calle 13. Cuando comencé a conceptualizar el nuevo disco recuperé la idea de hacer música basada en el ADN.

Residente ya sabía entonces todas las razas que contenía su ADN. Dice que seleccionó sólo 11 países, porque si no no hubiera terminando aún. Elegí de los que nunca creí que podía tener sangre.

Desde que tomó la decisión de empezar el proyecto, la cabeza comenzó a explotar con ideas; me faltaba hacer algo que se sintiera real, no quería que pareciera safari ni vacaciones. Buscaba algo que me conectara más allá en este momento, en el que a los inmigrantes los tratan como basura. Qué mejor que contarlo con música, por medio de mi sangre.

Residente continúa: Por ejemplo, tengo sangre de los alanos, que viven al norte de Irán, pero también habitaron parte de Georgia; hice la búsqueda y supe que ahí hubo más de 300 guerras; entonces escribí un tema sobre la guerra. Ahora en esa región hay un conflicto entre Osetia y Georgia, y me puse a hacer música con gente de esos lugares; después me tiré a componer con gente de Armenia, que estaba en guerra con Azerbaiyán. Así planifiqué cada canción.

Somos hermanos conectados

Tras visitar los 11 países, Residente llegó a una conclusión: “Todos somos lo mismo; somos igual de distintos, accionamos de diferentes formas, pero somos hermanos y estamos conectados.

“Por eso es ridículo pelear por razas. Todos somos residentes: las rocas son residentes del río, los árboles del bosque; aunque se meta preso a alguien por no pertenecer a un país es residente, porque ocupa la celda. La residencia no es algo que se pueda quitar. Ese es uno de los mensajes del disco.

En otro nivel, habla de la precisión con la que trabajé en la música, que lo latino no son palmas con cocos, sino que podemos hacer proyectos como éste. Hay muchos latinoamericanos que hacen cosas interesantes.

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