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Durante el periodo vacacional de este verano los vacacionistas que pudieron desplazarse por las carreteras estatales pudieron constatar el estado que guardan las carretera de la entidad.

Sobre todo se pudo distinguir en que las vías más antiguas en su construcción son de mejor calidad, que las construidas en las épocas recientes.

Es evidente que vía como la carretera nacional, una de las carreteras más antiguas están en mejor estado que otras más recientes en las que incluso se invirtió una cantidad menor de recursos. Durante décadas esa rúa fue la principal vía para comunicar esta entidad con el centro del país.

En contrapelo esta la nueva carretera que ni tan nueva porque ya tiene 16 años de construida, la que comunica la capital del estado con Soto La Marina. La construcción de esta se inició durante los primeros tres años de la administración del ex gobernador Tomás Yarrington Ruvalcaba.

Pero no por ser una carretera de 16 años, está en mejores condiciones que otras, es evidente que los nuevos tramos que están siendo concluidos, ya presentan levantamientos o se parecen a los antiguos talladores que se usaban para el aseo de la roba.

Desde entonces, es una carretera por la que los gobernadores posteriores a Yarrington han tenido preferencia para invertir en ella. No obstante que es una carretera estatal, las administraciones han obtenido recursos federales para aplicarlos en la referida vía, pero en 16 años no ha sido concluida.

El primer constructor que inició el proyecto, se exilio de Tamaulipas, por la investigación de la Procuraduría General de la República durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa, se le relaciona desde entonces con el ex gobernador tamaulipeco, que a muchos apena.

Se trata del buen hombre Fernando Cano, quien fue víctima su ambición y desde allí finco su fracaso como empresario, por lo mismo arrastró a otros de sus amigos y socios que tuvieron su misma suerte.

Según historias obtenidas sobre la carretera de referencia, son más de 12 las empresas constructoras que han participado en la construcción de la referida vía durante los últimos tres sexenios priístas. La cuarta parte de estas, sólo cobraron los anticipos y se pararon en el tramo de los 60 kilómetros de longitud para documentar su participación en el concurso que ganaron por consigna. Pero no hicieron la obra. Desde entonces hay procesos penales en su contra, pero los casos están detenidos por falta peritajes y de comparecencia incluso del denunciante.

Una de las empresas argumento que fue víctima de extorsión, motivo por el que abandonó la obra, pero no regreso los anticipos obtenidos para iniciar la obra, ni la autoridad competente a explicado donde están la fianzas que los licitantes en este caso el gobierno impone al concursante a quien se le asigna una obra.

Pero también como dicen los sastres y costureras, hay quien hacen la bastilla, en este caso la delegación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, tiene mucho que explicar, respecto a los motivos, por los que destino recursos para construir más de 2 kilómetros de esta vía, porque es de carácter estatal y no federal.

Ahora que si a esa dependencia le sobra recursos, desconocemos los motivos los que se ha dejado de dar mantenimientos a carretera federales no menos importantes que el tramo Gildardo Magaña-Soto La Marina.

Ante todo, porque la dependencia argulle que el mantenimiento no se hace sino por falta de recursos para esos fines.

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