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Los priístas encabezados por el candidato perdedor Baltazar Hinojosa Ochoa parecen no haber entendido que su ciclo llegó a su término el pasado 5 de junio. Cuando los ciudadanos tamaulipecos encontraron otra opción que les llenó la pupila y satisfizo su necesidad sensorial que le permitiera palpar que su voluntad se traduce en la llegada de nuevas figuras en las tareas política y administrativas.

Son las mismas expresiones de desaliento de los priístas del seccional que los ingenieros de la política electorera, que los artífices de las obras mal construidas. No se diga de los que se hacen llamar operadores, pero que en el proceso reciente de elecciones, sus seguidores decidieron en contra y a favor de una nueva generación de jóvenes prósperos, con propuestas frontales, propio de las generaciones que vienen y que sin barreras llegaran al ejercicio del poder.

En la semana que transcurre, el candidato que su soberbia lo derrotó y los votos que su adversario sumo lo dejaron sin aliento. Paseo por estar tierras cuerudas, lo propio haría en su natal Matamoros y en otras regiones de la entidad, pero sobre todo en los distritos y ciudades que donde el otrora partidazo no fue arrollado, aunque la derrota fue unánime.

Ese hombre está perdido. El día que por circunstancias se dejo saludar, se percibía con una temblorina, propia de las resacas del alcohol. Su lenguaje después de la elección del 5 de junio, es pausado, su depresión impide que sus interlocutores escuchen su timbre de voz, que en los últimos días próximos al 5 fatal se dejó de escuchar en sus eventos proselitistas.

Pareciera, que bajó del cuadrilátero y en la conmoción de la derrota se volvió a subir al ring. Y más desconcierto hay en él, porque cree que nadie lo entiende, busca una respuesta. Esta como el loco en la plaza de Tubinga de quien da razón Nietzche en su gaya ciencia. Sólo hace falta la lámpara en la mano cuando es sol está en el mediodía.

Los priístas, parecen junto con él, concentrados, pero en realidad están hechos bola. Con el respeto a los canes, pero parecen perro en periférico. Chango en despoblado, buscando rama de donde colgarse.

Son imperceptibles de que su ciclo se está cerrando, está concluyendo. Han olvidado que así como en el 1994 les mataron a su candidato, seis años después los mexicanos decidieron votar en contra, porque sus pesquisas sobre la muerte de Luis Donaldo de Colosio no convencía ni a un menor de la primera infancia.

Mentecatos y “dioses griegos”, en esta entidad sucedió lo mismo, también los votantes estuvieron convencidos que a Rodolfo lo asesinaron los mismos priístas. Desde el niño hasta el adulto mayor, entienden lo que vieron.

Ese 28 de junio, antes de que el crimen lo atrajera la federación, ni el helicóptero de Protección Civil pudo levantar su vuelo para perseguir a los autores de la ejecución. Al procurador de aquel tiempo Jaime Rodríguez Inurrigarro lo hicieron delegado de Relaciones Exteriores, algunos años después y por si fuera poco, a su hijo lo hicieron candidato y diputado local por uno de los distritos de la capital Ciudad Victoria.

¡Hay mentecato escribidor!, es que así es la “política”. Pero también así es la vida, en la que el muerto se va pero nada deja. Y los ciudadanos expresaron que no son capaces de tolerar una burla más. Sea como haya sido.

En otro orden de temas, el rector Enrique Etienne, agradeció el reconocimiento de la Sedena, quien le hizo un modesto reconocimiento por los servicios que presta de manera gratuita la Escuela de Veterinaria y Zootecnia de la Universidad tamaulipeca, a los canes que la tropa utiliza para tareas de inteligencia en territorio tamaulipeco.

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