Según cifras oficiales, los destinos turísticos tamaulipecos en solo una semana de vacaciones fueron visitados por casi 2 millones de turistas.
Es una cifra alentadora para las autoridades estatales y municipales, lo mismo que para la iniciativa privada, cuya industria sin chimenea no ha escapado de la turbulencia económica de las últimas décadas.
Aunque los destinos turísticos son desestimados en periodos no vacacionales, en los asuetos, como ha sido la semana mayor y otros periodos de descanso, es notoria la afluencia de los paseantes por tierras tamaulipecas.
Los empresarios de ramo deberían estar satisfechos, pero no ocurre así, porque siempre aspiran a más y resulta ordinaria su inconformidad, porque es una forma de plantearse nuevas metas.
Donde son ejemplo de ese empuje empresarial es la legendaria ciudad de Tula, que en los últimos años ha sido remozada y se ha convertido en un polo del desarrollo agropecuario, no obstante que los cultivos que la industria agropecuaria desarrolla en esa región, no figura en la agenda de la secretaría de desarrollo agropecuario, mucho menos en la de la Sagarpa.
Esta ultima sumida en el “manoteo” propio de los subdelegados, donde los mismo ha amasado fortunas y demás, que no valen la pena mencionar.
Dejado este paréntesis vergonzante. La región de Tula, donde el turismo ha sentado sus reales, a la par de otras actividades económicas, tiene una imagen renovada. Invoca su nuevo título de Pueblo Mágico.
En la plaza los “boleros” de calzado recuerdan aquellos lunes, de las décadas de los años 70, 80 y parte de los noventa, días que los habitantes de las racherías de la región bajaban a realizar la compra de comestibles y la venta de sus productos, práctica que sigue vigente, por ser un región promisoria.
Recuerdan también las balaceras en el Parian, en la plaza y hasta en la Iglesia Católica, ya que los lunes es el día de compras y ventas de los tultecos, una práctica que data de décadas anteriores.
Tula es un tierra productiva , ha sido fuente de inspiraciones para ensallistas y escritores, una obra reciente lleva por título “Estación Tula”, publicada en la década de los años noventa, cuyo autor de apellido Toscano es originario de Monterrey, Nuevo León y escogió la ciudad deTula para construir su ensallo literario, en el revela el quehacer ayer y hoy de los pobladores de esa región, que rompe con el prototipo de las ciudades tamaulipecas. Quizá porque encierra los contenidos de la revolución, invoca el eco de la migración y renueva su crónica propia.
Lo nuevo en Estación Tula, además de su profunda remodelación, es camión de carga, con capacidad para tres toneladas, adaptado con asientos en un doble piso, al estilo de los turibus de México, Nueva York y Europa. Un guionista narra a los visitantes los puntos importantes de esa bella ciudad.
Describe uno a uno los sitios, sus edificios con nuevos colores. Desde San Antonio de Padua hasta la casa donde nació María Fabiana Sebastiana Carmen Romero Rubio, mejor conocida como Carmen Romero de Díaz, esposa de Porfirio Díaz.
Lo relevante, es que ni ciudad Victoria como ciudad capital cuenta con un Turibus que muestre a los visitantes sus principales atractivos.