Son vacaciones, pero para los niños, para nosotras no hay, así que a levantarnos temprano, queramos o no porque los pequeños no perdonan y quieren desayunar o almorzar, lo que llegue primero a nuestra mente pero hay que llenarles la barriga de comida; para acabar de adornar el día, es el último del año y toda la familia quiere darle fin con una cena no solo especial, la quieren espectacular, como si nosotros fuéramos chef’s recién egresadas de la academia de artes culinarias con maestría en postres y carrera técnica en bebidas y cocteles, osea cómo?
En lo que los chamacos comen lo que les preparamos, lavamos los platos y demás trastes que quedaron de una noche antes para que no se acumulen; vemos por la ventana todo el montón de hojas que hay en el patio tiradas gracias al árbol que tenemos, apenas hace un par de días limpiamos y ya está igual, en fin, no tenemos tiempo, lo dejaremos para después porque hay que alistarnos para la última cena del año, la última noche, pero ALTO, que haremos de cenar? Tamales?, Pavo?, Pierna de jamón?, Pozole?, menudo?, Carne asada?, Alguna carne en especial?, Qué?.
Cada año es igual, entramos en shock al no saber que hacer de cenar esa última noche especial, ese platillo que sea un gran recuerdo para comentar durante el año que esta por comenzar, con qué lo acompañaremos, que damos de postre, pastel o una variedad de snack, que beberemos para el brindis y para el resto de la madrugada; mientras seguimos viendo por la ventana, recordamos la cena del año pasado, y que apesar de que fue buena y que todos dijeron que estuvo riquísima, llegaron otras imágenes a nuestra mente, de como reían nuestros hijos al momento de comerse las uvas llegadas las 12 de la media noche (casi se ahogan), de como sonreíamos toda la familia a la hora de contar del 10 al 1, de como gritamos FELIZ AÑO NUEVO, de los abrazos sinceros, de ese beso delicioso de nuestro esposo, de cargar a nuestros peques para abrazarlos hasta que gritan “ya mami”, de como bailamos sin parar, la risa que nos dio de ver como corrían nuestros hijos de la puerta hacia afuera con maletas haciendo el ritual para viajar durante el año, de como nuestra madre nos llenaba las bolsas del abrigo y del pantalón con lentejas como parte de otro ritual para que no falte el dinero en casa, era una risa ver barrer a la tía sacando las malas vibras, y no faltaba quien nos regalara los calzones rojos para invocar el amor o el amarillo para llamar al dinero, como no recordar cuando cantamos en el karaoke sin parar, y quien no cantaba era buenísima para fotografiar los momentos memorables; recordamos como jugaron nuestros hijos hasta cansarse y caer rendidos en los brazos de Morfeo.
Apenas terminamos de enjuagar el último plato que estábamos lavando y nos trae de regreso a la realidad nuestro hijo diciendo: “mami, ya terminé, aquí esta el plato, gracias, te quedó bien rico”, tomamos el plato, lo observamos y no hay rastro alguno del huevito con jamón y Ketchup; y sin querer solo así, nos damos cuenta, que no importa lo que cocinemos para la última cena del año, no importa si es algo sofisticado o algo tradicional, algo complicado o simple, algo picante o agridulce, lo que sea que deseemos preparar pero que sea algo que se pueda compartir con toda persona que durante el año sin falta, sin excusa, sin pretexto estuvo para nosotros, para esa persona que antepuso sus quehaceres por darnos su tiempo, su esfuerzo, que sea algo que podamos compartir con ese pequeño ser que dimos a luz y que es nuestra prioridad, que no volverá a tener esa misma edad jamás, que sepamos que al cocinar, lo va a saborear y a disfrutar como nunca y como nadie, que sepa no con palabras sino con detalles que es especial.
Es ahí donde nos damos cuenta, que la cena no es lo mas importante del año, lo mas importante del año son los momento que pasamos con nuestras familias antes y después de cenar, las risas, las pláticas, los abrazos, enseñarles a nuestros hijos con el vivo ejemplo de compartir con los demás no solo una cena sino el tiempo, la convivencia, la alegría y el gozo por celebrar un año mas de vida.
Celebremos con toda la energía, el amor y la alegría del mundo este año que esta por concluir, abracemos tanto como podamos a nuestros hijos, digamosles cuanto los amamos, y sobretodo en cada oportunidad que tengamos hagamos lo posible por demostrarselos.
Que este año que aún no empieza, lo hagamos estremecer, que tiemble al saber que cuando lo pisemos haremos de él el mejor, no hagamos propósitos que no vamos a cumplir, mejor vamos a cumplir el único propósito que hicimos no un 31 de diciembre, sino un día en que vimos por primera vez a la personita mas hermosa de este mundo, vamos a cumplir con el propósito de hacer mas felices, mas completos, mas sanos del cuerpo y del alma a nuestros hijos, la razón de nuestro ser, porque seamos sinceras, al hacer felices a nuestros hijos, somos felices nosotras.
Queridos lectores, soy nueva en este espacio y en este concepto de comunicar, pero soy mas nueva en ser madre, siento un gran placer al permitirme compartir mis pensamientos (en algún momento muy locos) pero al fin míos, quizá mi manera de ver situaciones o mi forma de analizar ciertos temas no resulten de su agrado o no llenen a tope su expectativa, creanme aún así, agradezco que me sigan leyendo y compartiendo con el resto de las personas, jamás vamos a coincidir al cien por ciento, pero si al igual que yo, son nuevos o nuevas en esto, agradezco su voto de confianza y si no son tan nuevas como yo en esto de la maternidad, les doy las gracias por darme el beneficio de la duda, recuerden que también fueron madres jóvenes tenganme tantita paciencia.
Esta es la última columna del 2014 y sí, otra vez lo mismo, les deseo un gran 2015, que gocen sin razón, que rían, bailen y disfruten de cada uno de sus días; no esperen un cumpleaños, un nacimiento y mucho menos una muerte para valorar su vida y la de los suyos, su tiempo es valioso, no lo desperdicien con algo ni con alguien que no lo merece, con algo ni con nadie que no les deje algo positivo en su mente y corazón.
Un consejo no solicitado: Hagamos el amor y no la guerra, es mas rico y nadie sale herido.





