
En lo personal siempre me encuentro seducida por las historias de El Medio Oriente, su cultura y lo colorido de sus raíces. Mas sin embargo, Afghanistan me atemoriza por lo que le hacen a sus mujeres, mas no siempre fue así. La página lavozdelmuro.net y el grupo de red social “Once Upon a Time in Afghanistan…” junto con su creador Mohammad Qayoumi quien creció en Kabul en los años 60 y 70 y ofrece sus fotografías para concienciar a la población mundial sobre lo ocurrido en esta provincia. Según los datos oficiales Afganistán es uno de los países más pobres del mundo.
Tiene 23 millones de habitantes y sólo el 5% de las mujeres saben leer. Sin embargo Afganistán no siempre fue así, en 1940 era una tierra prospera y vibrante llena de oportunidades de futuro. Los edificios modernos, la tecnología y la educación salpicaban este árido paisaje en el que las mujeres usaban faldas de tubo, conducían coches, compraban música y asistían a la universidad. Mohammad escribe en su página: “Hace medio siglo, las mujeres afganas siguieron carreras en la medicina; hombres y mujeres se mezclaban casualmente en los cines y los campus universitarios de Kabul; fábricas en los suburbios producían en serie textiles y otros bienes. Había una tradición de la ley y el orden, y un gobierno capaz de llevar a cabo grandes proyectos nacionales de infraestructura, como la construcción de centrales hidroeléctricas y carreteras, aunque con ayuda externa.
La gente común tenía un sentido de esperanza, la creencia de que la educación podría abrir oportunidades para todos, la convicción de que un futuro brillante que le esperaba. Todo lo que ha sido destruida por tres décadas de guerra, pero era real. Esta fue Afganistán …” Sorprendente y más aún si entran ustedes este link.
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Si hoy introducimos en Google las palabras “mujer afgana” el resultado que nos arroja es francamente escalofriante. Las mujeres afganas desde la niñez son víctimas de la violencia política, religiosa, física y sexual.
La violencia contra las mujeres esta aceptada por la sociedad en general y socialmente legitimada por jueces y policías. No pueden estudiar, votar o amar y la mayoría de ellas son casadas sin su consentimiento. Muchas de ellas cumplen prisión acusadas de adulterio o abandono del hogar ya que la justicia los considera crímenes morales. Lo más triste de todo es que estas bellas e inteligentes mujeres han sido olvidadas por la historia y escondidas tras un velo de violencia y miedo.











