Por Miguel Ángel Isidro
El próximo 5 de abril inician oficialmente las campañas electorales con miras a la elección federal 2015, que será concurrente con elecciones de gobernador en 9 entidades del país, y con ocho más para la renovación de congresos locales y alcaldías.
En general, partidos y candidatos contarán con un plazo de 60 días para presentar ante los potenciales electores sus propuestas y plataforma de campaña; el periodo legal de proselitismo concluye oficialmente el 4 de junio.
Como es sabido, en México las elecciones intermedias son regularmente menos atractivas para el electorado que los comicios presidenciales, por lo cual el principal reto a vencer por parte de candidatos, partidos políticos y órganos electorales será el abstencionismo.
La definición del voto en favor de uno u otro candidato o partido pasará por varios filtros. Lo cierto es que a estas alturas, el electorado cautivo de cada partido, comúnmente denominado «voto duro» ya tiene prácticamente definida su intención de voto. Repasemos algunos de los factores de incidencia en el denominado «voto indeciso» o «switcher»:
-La calidad de los procesos internos: Los procedimientos para la selección o designación de candidatos son un referente que toma en cuenta el votante indeciso, ya que permite identificar si el candidato o candidato representa un liderazgo natural o si su participación es producto de intereses o conveniencias coyunturales de cada partido y sus dirigentes. Lamentablemente nuestros partidos no lo asumieron así, y las precampañas fueron prácticamente tiempo perdido. Ningún instituto político aguantaría una revisión objetiva y transparente de sus procesos internos, mientras que la propaganda desplegada en este periodo -que les sale gratis, de acuerdo al nuevo marco legal vigente-, estuvo plagada de mensajes vacíos, generalidades y afirmaciones fastidiosamente obvias. Ningún votante indeciso con tres dedos de frente se sentiría motivado con lo que nuestros Tres Veces Heroicos Partidos mostraron en las precampañas, que a decir verdad… Fue casi nada.
-Los candidatos: Consecuencia directa de lo anterior, los candidatos y candidatas pasarán la «prueba del ácido» ante los potenciales electores. Si su trayectoria pública los avala, podrán aprovechar los sesenta días del periodo constitucional para estrechar contacto con sus electores a nivel territorial, o bien a través de sectores y grupos organizados. Si los candidatos son auténticos desconocidos que se sacaron la nominación en rifa, lo más seguro es que quieran pasar los 60 días haciendo campaña desde los medios. Una campaña inteligente debe procurar equilibrio entre ambos frentes, pero si el candidato no es materia prima de calidad… El elector indeciso lo ubicará fácilmente.
-La propaganda: Ante la limitante del tiempo, el despliegue publicitario será un factor en el que partidos y candidatos buscarán capitalizar ventajas y optimizar tiempos. Sin embargo, el nuevo marco legal opera en su contra, ya que al estar en juego una contienda en 300 distritos electorales federales, los partidos tienen a desarrollar discursos y mensajes homogéneos, ya que se complica atender las expectativas de la agenda local. Si a ello agregamos que el actual esquema de difusión en tiempos electorales propicia la saturación de las pautas en los medios electrónicos, encontraremos a una audiencia poco receptiva a la repetitiva cantaleta de partidos y candidatos en los medios masivos de comunicación . 40 millones de spots no garantizan una mayor atención de los electores al mensaje electoral. Se deben buscar otras opciones.
Sin atrevemos a vaticinar ningún resultado a priori, lo que sí podemos señalar es que esta elección no la definirán los mítines multitudinarios, ni los mensajes más innovadores o irreverentes; ni siquiera las campañas de odio que ya comienzan a incendiar las pasiones en las redes sociales. Esta será una elección de estructuras, y en cada distrito electoral se cuecen distintas historias.
No queremos parecer agoreros del desastre, pero con lo que hasta el momento hemos visto, consideramos que el voto indeciso no tendrá argumentos sustanciales para evadirse de la tentación de manifestar su desánimo a través de la abstención en las urnas. Ningún partido está ofreciendo hasta el momento algo que represente innovación, liderazgo, cambio estructural.
Más de lo mismo, pues.
Si usted no es militante de algún partido o todavía no ha definido su voto, sinceramente… ¿Cree que en 60 días ocurrirá algo que le haga cambiar de opinión?
Es pregunta…
DE BOTEPRONTO: Me preguntan si considero exagerado que una periodista como Carmen Aristegui gane más de 1 millón de pesos al mes. Yo digo que si a la empresa que se los paga le conviene y le resulta rentable, es porque el concesionario se lleva diez veces más.
Los comunicadores que realizan un trabajo de calidad deben ganar eso y más. Lamentablemente casos como el de Doña Carmen son auténticos garbanzos de a libra en la industria.
¿Por qué espantarnos entonces de que una alcaldesa, un diputado o un gobernador ganen 200 o 300 mil pesos al mes? Por un sencilla razón: porque regularmente nuestros Padrotes y Madrotas de la Patria no los desquitan con trabajo, y a diferencia de los comunicadores, no convencen ni a su santa madre….¿no lo cree Usted?
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