marianacornejoburbuja

 

Nosotras conocemos a nuestros hijos mejor que nadie, sabemos que tan inquietos son, el desorden que hacen cuando juegan y mas si traen a sus amiguitos a la casa; los escuchamos cantar y gritar por todas partes, cuando llegan de la escuela son inconfundibles sus gritos: “mamá! Tengo hambre!, Mami, mi hermano agarró mis cosas!”, En fin, muchas frases celebres que dicen nuestros críos. También nos damos cuenta cuando van creciendo y solitos van formando sus ideales y pensamientos propios.

Seamos realistas, nuestros hijos nos duelen desde antes de nacer y ni pensar en los días que se rasparon las rodillas y codos, menos cuando se enfermaron de gripe, las temperaturas muy altas, los dolores de pancita, infecciones o ya en casos muy extremos las operaciones que pueden ser la única solución. Es doloroso para nosotros y no solo por los desvelos que noche tras noche llevamos solo para saber si están durmiendo bien, si tienen alguna molestia, sino porque es frustrante no poder hacer mas de lo que realmente podemos; pero para ellos es aún mas porque nosotros sólo imaginamos lo que sienten, pero ellos son los que están padeciendo el malestar en esos momentos, mucho menos pensar en la muerte de nuestros hijos, eso es lo peor, aunque sea por enfermedad es lo peor que como madres nos puede pasar, el fallecimiento de un hijo siempre será lo peor.
Y así podemos seguir tratando de explicar de muchas maneras, cuanto conocemos y amamos a nuestros hijos, cuanto nos duelen, cuanto sufrimos si les pasa algo, por mas simple que sea.

madres_normalistas_interiorAhora bien, es difícil expresar opiniones cuando somos madres, pero este es un tema que no podemos, ni debemos pasar por alto, nos referimos a los 43 estudiantes desaparecidos de la comunidad de Ayotzinapa, imaginemos por unos instantes que estamos en los zapatos de alguna madre de uno de esos estudiantes desaparecidos; primeramente la intensa incertidumbre que sintieron al principio cuando sus hijos salieron de casa para ir a la ciudad de Iguala con el fin de participar en la marcha conmemorativa del 2 de octubre de 1968, no sabían nada de ellos, pero aún así esperando su regreso. Después, saber que habían sido atacados y perseguidos por policías municipales decenas de jóvenes normalistas. Sigamos imaginando la desgarradora noticia que recibieron algunos padres cuando les dijeron que sus hijos habían perdido la vida a raíz de tales hechos.

Para el resto de los padres y madres de los 43 estudiantes desaparecidos, es inaudito, inconcebible, que estén sufriendo por este tipo de situaciones que están sucediendo con mas frecuencia en nuestro país, donde ya no podamos tener la libertad de andar en la calle con la confianza de que nada malo nos pasará, es indignante y preocupante que no podamos quedarnos tranquilas en casa mientras nuestros hijos salen a la calle a estudiar, a trabajar y porque no a luchar y defender sus ideales. Somos madres y no debemos de ser indiferentes ante tal noticia, solo porque no son personas de nuestro estado, no les restemos importancia solo porque no los conocemos o porque a nosotros jamás nos pasará; esos 43 estudiantes son el o la hermana que tenemos estudiando, son el primo que está a punto de graduarse, son el sobrino que después de trabajar medio turno va a la escuela, los 43 estudiantes son el amigo que con éxito concluye su carrera, son nuestro hijo que con sacrificio y mérito propio pudo terminar sus estudios.

B13-GhXIEAA43sd (1)Este no es un tema de moda para compartir en las redes sociales solo para ganar mas “like”, esto es serio, porque no es la primera vez que sucede un evento así, no es necesario ir tan atrás en la historia, recordemos la desgarradora noticia de la guardería “ABC”, 49 niños fallecidos en ese doloroso incendio, muchas de nosotras seguimos derramando lagrimas al escuchar y ver en televisión a las desconsoladas madres hablar de lo que fue y de lo que pudo ser con sus hijos, madres que siguen luchando día tras día para darles una  vida digna a sus hijos que lograron salir con vida de esa historia infernal y que también quedó sin resolución, sin responsables, porque culpables si hay.
Porque al ponernos en sus zapatos, como madres no dormiríamos, no tendríamos ganas de comer, de trabajar, de vivir, de respirar, de seguir con nuestras vidas.

Quizás como madres que somos y por todos los quehaceres y pendientes que tenemos, no sabremos mucho de política, de leyes, de reformas y de tantas cosas de las que se hablan todos los días, pero de algo si sabemos, de las alegrías de nuestros hijos, de las tristezas que en ocasiones achicopalan a nuestros críos, de los ideales y valores que llevan, sabemos también que desde que supimos de su existencia nos imaginamos cada instante de su vida, desde su nacimiento hasta su vejez, pasando por su graduación, su boda y su inmensa felicidad al verlos envejecer (o ellos a nosotros).

En esta columna, como siempre no se condena a nadie, cada quién es el libre de identificarse con quien mejor le parezca, pero algo si es real, hay madres que en estos momentos mientras leemos esta simple e insignificante columna, que solo trata de generar “tantita” conciencia y comprensión, ellas, están viviendo, están sintiendo los peores días del resto de sus vidas.

Soy madre y no sabes cuanto me duele no saber de ti, no saber qué te hicieron, saber el daño que sentiste, cuanto sufriste, me duele pero también me siento orgullosa porque fuiste valiente y luchaste hasta el final por tus ideales y tus pensamientos, pero me duele mas recordar la última vez que te vi sonreír, nuestra última plática, el último beso que me diste, la última vez que me abrazaste, la última vez que te dije “te quiero”, la última vez que me dijiste mamá.

Soy madre, soy TU madre y no te olvidaré.

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