Hay dos cosas únicas en el mundo que solo brotan del corazón de una madre:
los brazos abiertos siempre que necesitamos un abrazo y los consejos en tiempos difíciles. M.M.
Hoy domingo festejamos el “Día de las Madres”, las serenatas, flores y felicitaciones por todos los medios de comunicación y redes sociales no se hacen esperar, facebook se lleva el record, su servidora mando, recibió y sigue feliz recibiendo felicitaciones. La sorpresa del día fue la “cibercharla” con mis hermanas “Claritas”, recordando los tiempos de estudiantes universitarias en la ciudad de Guadalajara, donde todas proveníamos de diferentes estados del país y vivíamos en una residencia (internado) llamada “Quinta Maria Inés” manejada por religiosas de la congregación Misioneras Clarisas del santísimo sacramento, quienes para tranquilidad de nuestros padres nos custodiaban con estricta disciplina y continuaban nuestra formación en valores con esmero y cariño.
La “cibercharla” resalto que las mujeres nacemos con el instinto maternal integrado, ¿Quién de niña no arrullo a una muñeca en sus brazos?, dejándola de lado en la adolescencia para continuar con nuestros proyectos, recordamos que aún al vivir la etapa universitaria, el instinto maternal discretamente se manifestaba en nuestras habitaciones, pues no había alguna de nosotras que no hubiera cargado con su muñeca más querida, (recuerdo a mi querida muñeca tarahumara la “comecocho”), en ese entonces jugábamos a ser mamás por ratitos, organizábamos sus bautizos convirtiéndonos en comadres, titulo que al paso de los años aún conservamos.
Creo que antes de convertirnos en mamás no imaginamos la responsabilidad y felicidad que conlleva el tener un hijo. Quizás al igual que a nosotros las “Claritas” antes de ser mamás tu prioridad eras tú, dueña de tu tiempo, pensamientos y planes, podías pasar el día dedicada a hacer lo que tú quisieras sin interrupciones.
El tiempo paso convirtiéndonos en responsables y amorosas madres, al paso del tiempo las muñecas pasaron a ser frágiles pedacitos de cielo de carne y hueso fruto del amor, que al tenerlos en nuestros brazos olvidamos el antes de ser mamás para entregarnos por completo a ellos, amándolos, disfrutando o sufriendo intensamente cada etapa, travesura, logro o sonrisa en su vida. A tu servidora la palabra que me hace más feliz escuchar es “Mamá o Miriam”.
Sin embargo “el peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que alcancemos a retribuirles parte de lo que han hecho. Lo dejan a uno desvalido, culpable e irremisiblemente huérfano. Por suerte madre hay una sola. Porqué nadie aguantaríamos el dolor de perderla dos veces.”
Sin duda al igual que tu estimado lector, adoro a mis hijos y estoy muy orgullosa de ellos, por lo pronto ya planee que cuando sea más viejecita, viviré una temporadita larga con Karla y otra con Pablo. ¡Se que estarán felices! Quiero corresponderles y agradecerles todas las alegrías que me han dado. Ya me veo “dibujando” en las paredes de sus casas con lápices de todos los colores, saltando sobre sus camas con los zapatos puestos, usar de tapete todas las cobijas que me encuentre. Bebiendo del cartón de leche dejándolo fuera del refri, tapando los baños con papel higiénico. Cuando estén al teléfono, gritare o revolveré la alacena y los cajones, después pondré cara de «yo no fui» y me haré la ofendida. Cuando me llamen para comer, me tardare para desesperarlos. Diré que esa comida no me gusta, derramaré el agua en la mesa, y si se enojan lloraré hasta desesperarlos. ¡Muero por ver sus caras! Me adueñare de su computadora, de la tele y del control remoto, le subiré al volumen y cambiaré de canal cuando quiera. ¡Luego me iré sin apagar la luz, la compu y la tele!
Antes de acostarme iré por mi vaso de agua y dejaré entreabierta la puerta del refrigerador, las luces prendidas y los tenis en las escaleras, lo siento si alguien se tropieza con ellos. ¡Hablaré, mensajearé o “WhatsAppeare” con mis amigochas todos los días contándoles lo bien que la estoy pasando! Si me piden algún favor, les diré »ahorita» y quizás lo haré más tarde. Cuando me acueste, pondré música a todo volumen, rezare, daré gracias a Dios y dormiré. Mis hijos me mirarán con una sonrisa, saldrán despacito de la recamara y dirán: ¡MIRIAM! «¡Es tan tierna, cuando está dormida!
Se dice qué como Dios no podía estar en todas partes a la vez, creó a las madres. Sin temor a equivocarme aseguro que todos los hijos poseemos a la mamá más buena y hermosa del mundo, disfrutémosla si aún la tenemos con nosotros, elevemos una oración si al lado del Señor en el cielo esta. M.M. ¡Felicidades y un gran abrazo por el Día de las Madres! Miriam.





